Su fallecimiento se produjo en la jornada de ayer y su familia le despide en la más estricta intimidad
11 jul 2020 . Actualizado a las 19:43 h.José Otero Otero era un hombre sencillo y amable, que escapaba de homenajes y se sentía a gusto entre los suyos. Su vida transcurrió sin grandes alardes, y así es como dijo adiós ayer. Su familia le despide hoy en la más estricta intimidad, como seguramente el mismo quería. Su fallecimiento, ayer, causó un hondo dolor entre quienes tuvieron el placer de conocerle, y más aún entre sus familiares y amigos.
José Otero, 92 años, natural de Negreira y que desarrolló su vida profesional en Santiago, recibió la medalla de Oro de la ciudad en diciembre del 2018, y acudió al acto convencido de no ser merecedor de semejante honor. Cuando llegó el momento de los discursos, Antonio Liñares, gerente de la Fundación José Otero - Carmela Martínez, fue el encargado de agradecer el reconocimiento en nombre de José Otero, que compartió la medalla con su mujer y con todos los trabajadores de su empresa, su gran familia. Otero comenzó su vida profesional en el sector de la fontanería y sanitarios en un bajo de la rúa Xeneral Pardiñas, donde aún hoy sigue en pie la empresa, que fue pionera en la incorporación de novedades del sector. El negocio creció hasta la apertura de la nave de Porcelanosa en el polígono Costa Vella.
En junio de 1996, José y Carmela constituyeron la Fundación José Otero-Carmela Martínez, que tiene entre sus méritos la concesión de becas a estudiantes; la formación, ejecución y desarrollo de programas de investigación; la dotación de bibliotecas y fondos culturales. También destina recursos a la ayuda a la infancia, tercera edad, personas discapacitadas y en situación de extrema necesidad. Esta fundación financió la construcción de la residencia de la tercera edad de Pontepedriña, que se inauguró en el año 2011, con la presencia del matrimonio.