Santiago retuvo la magia del San Xoán con quinientas cacharelas privadas
SANTIAGO CIUDAD
Las sardinas registraron muy buenas ventas y con precios entre 8,50 y 12 euros
24 jun 2020 . Actualizado a las 22:44 h.El coronavirus no pudo con la magia del San Xoán. Silenció, sí, las celebraciones públicas: el medio centenar de cacharelas que todos los años iluminan la ciudad. Pero no pudo ponerle candados al hechizo del fuego purificador que llega con el solsticio de verano y que ayer se desplegó por el municipio como nunca. Aunque recluido en prácticamente quinientas fincas particulares, el San Xoán afloró en barrios y parroquias, incluso en el centro de la ciudad, donde algunas huertas todavía quedan. Entró con más fuerza que nunca en el ámbito privado, hasta el punto de que las solicitudes duplicaron las programadas más en la intimidad el año pasado. Si entonces fueron 252, ayer se prendió fuego a 491, un 95 % más.
Eso se notó en el mercado de abastos, junto con la demanda doméstica. La sardina tuvo tan buena salida que a las 12.30 ya estaba toda colocada. Y eso que hubo que demandar un segundo envío de Rianxo y Ribeira cuando a las 10.30 se agotó la remesa inicial. «Vendeuse moita», dice la gerente de la plaza, Marta Rey. El precio, entre 8,50 y 12 euros, con la curiosidad de que fue la de Ribeira la que alcanzó los más altos. Era la más grande, y más demandada.
Más de 250 con sardinas
Sardiñadas hubo. Algunas en hostelería, pero, sobre todo, particulares: hasta 266 se notificaron previamente al Concello. Más de 250 se disfrutaron en torno a una hoguera y con límite de asistencia. El tope para las cacharelas (con o sin sardiñada) estaba en 15 personas. Muy lejos de las aglomeraciones que registran habitualmente las más populosas de la ciudad, que tendrán que esperar al 2021 para reeditarse.
El barrio de San Pedro, como la Praza da Oliveira, se ha quedado este año sin una de sus grandes citas, pero donde pesa esa ausencia especialmente es en Vista Alegre, que con el San Xoán vive sus fiestas patronales. No este año. «Es triste», dice el presidente vecinal, David Ríos, aunque se asumen las circunstancias. De hecho, la comisión de fiestas puso la recaudación de rifas y lotería de Navidad para complementar, con productos frescos adquiridos en el barrio, la entrega de alimentos imperecederos que facilitaron los bancos de alimentos a los más vulnerables de la zona. Pero, con fiesta colectiva o sin ella, no dejarán de saborear el plato típico para la ocasión. Varios restaurantes sirven estos días cabra.
De la sardiñada del Aeroclub y Boanerges a la versión en arepa de Lucía Freitas en Lume
P. C.
Compostela no renunció a la sardiñada en la noche más corta y mágica del año, en la que había una doble misión: espantar las meigas y el coronavirus. Con el San Xoán restringido al ámbito privado, familias, hosteleros y asociaciones cogieron el testigo este año.
Aunque con límite de aforo y siguiendo las nuevas medidas sanitarias, el Aeroclub de Santiago no renunció a su ya habitual celebración del San Xoán. En esta ocasión, asistieron cerca de 70 comensales a su cena especial, que incluyó sardinas, empanada, tortilla y bebidas.
También el Boanerges se impregnó al caer el sol del ya típico olor a sardinas asadas. El mercado gastronómico santiagués quería aportar así su granito de arena «nunha das datas máis especiais do ano, esta vez sen dúbida diferente». Hechas en la cocina de arriba, en sus hornos Josper (una combinación entre parrilla y horno cada vez más usada en la alta cocina), ofrecían ayer por la noche en el Restollal el primer servicio de San Xoán, el cual se repetirá hoy al mediodía. Hasta 15 kilos de sardina encargaron en el Boanerges, acompañados del tradicional pan de maíz.
Versión Michelin
La segunda mujer con estrella Michelin en Galicia, Lucía Freitas, optó por elaborar ayer una versión contemporánea de la sardiñada popular. Con A Tafona cerrada aún hasta el 2 de julio, en la terraza de Lume (la barra donde la chef santiaguesa mantiene el equilibrio entre el restaurante gastronómico y el menú del día) se sirvieron «pintxos de cacharela». Entre las propuestas, no faltaban «as raíñas do noso San Xoán». Las sardinas se hicieron ahumadas y en arepa, con maíz y pimientos de Herbón. La propuesta se completaba con txoripanes de criollo de calamar, bocatas de churrasco y helado suave de crema de orujo.
Tampoco faltó la versión más clásica entre los hogares y la restauración, que encendió sus parrillas para servir por San Xoán una tapa de sardinas con cada consumición. Así lo hizo, por ejemplo, el restaurante San Martiño de Calo (Teo), donde la jornada de ayer se animó con música e incluyó, a la hora bruja, una queimada con la que mantener a los espíritus malvados alejados —y a los virus también—.