De Santiago a Iago en setenta años

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

María Pedreda

La forma clásica del nombre del Apóstol triunfaba entre los compostelanos en 1930, pero desde hace veinte años ha claudicado ante la variante abreviada y gallega

01 mar 2020 . Actualizado a las 17:22 h.

Santiago es el nombre de las mil caras. Diego, Jaime, Jaume, Jacobo, Iago, Yago, Tiago, Xacobo... Todos ellos son variantes procedentes del primigenio Jacob hebreo que pasó al griego como Iákobos y al latín como Iacobus para derivar en el Medievo a Jacomu y de ahí a todas estas formas en cada uno de los idiomas que alumbró la lengua de Roma en la península Ibérica. En castellano, la forma que más éxito tuvo fue Yago, que de tanto pronunciarse junto con el «sant» que señalaba la santidad del discípulo de Jesús acabó siendo Santiago, en una única palabra. Y han sido muchos los compostelanos que a lo largo de los siglos han bautizado con este nombre a sus hijos, una tradición que, sin embargo, se ha ido perdiendo poco a poco en los últimos años.

En el Instituto Galego de Estatística (IGE) hay datos de los últimos setenta años que revelan cómo han ido evolucionando y cambiando las modas. Antes de 1930, Santiago era el undécimo nombre más común entre los varones de la comarca compostelana, por detrás de Manuel, José, Jesús, Antonio, Francisco, José María, Ramón, Andrés, Juan y Luis, todos ellos más populares a la hora de bautizar a los niños.

De todos los nombres derivados del Iacobus latino, Santiago fue siempre el más utilizado por los compostelanos hasta la década de los años 80 del siglo pasado, aunque solo en los años 30 estuvo en el top 10 con un décimo puesto, que ya bajó al decimotercero en la década de los 40, para remontar al undécimo lugar en la de los 50 e iniciar después un declive constante hasta llegar a desaparecer del ránking de los treinta nombres de varón más utilizados en la comarca santiaguesa. Así, en los 60 bajó al puesto quince y en los 70 y 80 al diecinueve, para caer en los 90 al vigésimo y de ahí a la nada. Significativo es que actualmente solo haya 597 hombres que lleven el nombre del Apóstol y de la ciudad, el 6,17 % del total y solo el duodécimo puesto.

Ni mil santiagos censados

En la comarca, el IGE solo tiene registrados 929 vecinos con Santiago como nombre. De ellos, además de los 597 vecinos de la ciudad, 158 están en Ames, en el puesto 22; 112 en Teo, en el puesto decimoquinto del ránking; 46 en Brión —puesto 16— y otros 16 en Val do Dubra —puesto vigésimo—. En Boqueixón y Vedra ni aparece entre los 25 que registra el Instituto de Estatística, lo que significa que en estos concellos no hay ni cinco vecinos que tengan este nombre.

Que poner Santiago a un hijo se ha pasado de moda es evidente. Con el paso del tiempo, han ido prefiriéndose otras formas distintas del nombre del Apóstol. En los años 40 ya aparecía Jaime en el puesto dieciocho, aunque en los 50 bajó al 24 y ya no ha vuelto a aparecer en el ránking.

Diego entró en el puesto treinta en la década de los 70 y estuvo muy de moda en los años 80 y 90, cuando se situó en la sexta posición del ránking, la más alta en la que ha estado cualquiera de las variantes del nombre Santiago. En las décadas del 2000 y del 2010, Diego bajó al décimo y decimotercer puesto y en los 90 hizo una única y fugaz aparición Jacobo, que en esa década fue el 29 más popular en la comarca.

En los últimos treinta años, la forma que más ha triunfado ha sido la abreviada y gallega Iago, que en los años 90 ya se colocó como la 22 más popular entre los compostelanos y que desde entonces no ha parado de ganar adeptos. En la década del 2000 ascendió al puesto duodécimo y en la del 2010 hasta el noveno. En esa evolución también ha tenido mucho éxito la versión castellana de esta forma abreviada, Yago, que en estos últimos veinte años ha entrado en el ránking en el puesto 30 en la década del 2000 y en el 29 en la del 2010.

Brais e Iria abrieron el camino a Anxo, Antón, Antía y a Noa, que es ahora el más usado para niña

El gallego ha tardado en consolidarse en la comarca de Santiago a la hora de poner nombre a los hijos. El pionero fue Iria, que en la década de los 80 se situó como el vigésimo más utilizado para mujer. En los 90 subió una posición y se situó en el diecinueve y en este selecto grupo entraron otros cuatro. Dos de chica, Antía y Uxía, que se alzaron en los puestos 16 y 29, respectivamente, y otros dos de chico, Brais y Iago, que se colocaron 16 y 22 en esta clasificación

Pero no fue hasta el presente siglo cuando los nombres en gallego comenzaron a consolidarse entre los preferidos de los padres. Hay que tener en cuenta que algunos coinciden completamente con la forma castellana, como es el caso de los muy utilizados Manuel, Miguel, Diego, Marcos, Pedro o Samuel, para varón, o los Paula, María, Carolina, Raquel para mujer. Ninguno de estos se tienen en cuenta en esta comparativa, en la que solo se contabilizan las formas que son únicas del gallego.

Fue en los años 2000 cuando se inició una explosión que no hace más que aumentar año tras año. En esa década triunfaron aún más Brais y Iago, aupados a los puestos noveno y duodécimo, y entraron también en el ránking Anxo, en el quince, y Antón, en el 25. En chicas, Uxía ascendió al noveno, Antía al doce e Iria al trece y además entró por primera vez Noa, que se colocó de golpe en el doce.

En la pasada década, la de los años 2010 hubo siete nombres de chico en gallego en ese ránking de treinta: Iago (9), Antón (12), Brais (15), Anxo (18), Lois (20), Xoel (21) y Roi (22). Mejor fue en los nombre de chica, porque Noa se alzó en el primer puesto en una lista de siete formada por Lía (11), Iria (12), Antía (13), Uxía (15), Aroa (25) y Sabela, que se situó en el 27.