Jon Brokenbrow: «Nunca dije que no a una oportunidad; hasta trabajé en 'El Precio Justo'»

SANTIAGO CIUDAD

«Keep calm» desde San Lourenzo. Jon Brokenbrow no pierde su flema británica ni al hablar sobre el «brexit»: «No tengo morriña de Inglaterra. Pero sí tengo ansias de volver y ver que las brechas y las grietas se han arreglado»
«Keep calm» desde San Lourenzo. Jon Brokenbrow no pierde su flema británica ni al hablar sobre el «brexit»: «No tengo morriña de Inglaterra. Pero sí tengo ansias de volver y ver que las brechas y las grietas se han arreglado» Sandra Alonso

En plena tormenta «posbrexit», quedamos con el activo presidente de la Asociación Veciñal Río Sarela, quien analiza con humor la actualidad y su propia trayectoria. «Fui en una lista política, una gran forma de conocer gente, calles y perder muchos kilos», asegura

09 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Se define como una persona, además de familiar y viajera, «aburrida», pero una charla de una hora con Jon Brokenbrow demuestra que la vida de este carismático inglés dista mucho de ser anodina. Nacido en Bristol hace 54 años, no dudó en cambiar de país para establecerse en Santiago, adonde llegó en plena efervescencia estudiantil. «Me enamoré de esta ciudad y de este barrio», comenta nada más citarnos con él en la carballeira de San Lourenzo, ese pulmón verde frente al que vive y desde donde preside la Asociación Veciñal Río Sarela. Una tarea para la que no regatea esfuerzos y que le permite, junto a la traducción de libros infantiles -«algo que me encanta, con lo que gozo mucho»-, continuar con un modo de vida tranquilo, algo por el que emprendió su viraje vital.

Tras pasar su infancia entre Mallorca (donde sus padres tenían un hotel) y Bristol, Jon se formó como periodista en medios impresos y en la BBC. Fue después, en un impasse sin trabajo, cuando le surgió una de esas oportunidades a las que, como confiesa con humor, «nunca dije que no». «Se me presentó la posibilidad de ser ayudante de producción de El Precio Justo. La experiencia fue inmejorable. Trabajé duro un mes hasta que me dieron una camiseta y una medalla con el logotipo del programa», revela con orgullo y sin dejar de reír al hablar sobre el icónico concurso. «Creo que es bueno no cerrar horizontes», analiza.

A este empleo le siguió un corto periodo como relaciones públicas de músicos y grupos británicos tan conocidos en los 80 como Billy Idol o Sigue, Sigue Sputnik. «Mis años locos los viví allí. Lo pasé genial pero al final me harté de todo. Residía en Londres, una ciudad de ritmo frenético al que no estaba acostumbrado. Y decidí venirme para España, donde siempre he estado muy cómodo», comenta.

Una breve estancia en Barcelona sirvió de antesala a su desembarco en Santiago, ciudad adonde vino de vacaciones con 27 años y donde se quedó, cautivado, entre otras razones, por su ambiente universitario. «Aún me acuerdo de las noches en el Galo D’Ouro o en el Paraíso Perdido», evoca. Fue a continuación cuando comenzó a encadenar trabajos como profesor de inglés tanto en academias (en una de ellas conoció a su mujer) como en la Escola de Práctica Xurídica de la USC.

Ya en el 2001 volvió a decir «¿por qué no?» a un proyecto que le pasó factura. «Invertí en un restaurante de la cadena de comida rápida Subway, de bocadillos grandes, un negocio en el sitio y en el momento equivocado. En Santiago no funcionó. Fue una absoluta ruina», recuerda. «Eso me hizo parar, llevar la vida de otra manera. No soy hombre de negocios», confiesa. «Ahora me centro en traducir libros infantiles (lleva más de un centenar) y en la asociación», explica conduciendo la conversación hacia una de sus ocupaciones, por la que no duda en dar la cara ante los medios, como sucedió con los recientes cortes de luz en la zona. Jon, O Inglés (como algunos lo llaman) resta méritos a su dinamismo y aceptación en el barrio, algo que comprobamos in situ mientras lo saludan. «Siempre estuve involucrado en el asociacionismo. Me encanta la idea de trabajar para algo más grande que cada casa, de no estar a espaldas de mis vecinos», insiste mientras nos metemos de lleno en un tema inevitable. En plena tormenta posbrexit, este inglés, que se revela contra el nacionalismo y que «jamás» fue euroescéptico, reconoce que vivió todo «prácticamente con los ojos cerrados, sabiendo lo que iba a pasar». Aclara que en su caso, y con un permiso de residencia desde los años 90, fue a raíz del brexit cuando pidió «por cuestiones prácticas la nacionalidad española». Eso sí, y al contrario que otros británicos, no reniega de su país. «Mientras respire lucharé contra lo que ha pasado pero me sigo considerando inglés», señala antes de precisar que a su hijo mayor, «que no puede ser más picheleiro», la precariedad laboral lo llevó a Inglaterra.

«Viví el ‘brexit’ prácticamente con los ojos cerrados, sabiendo lo que iba a pasar»

Para el final dejamos otra curiosidad, la de haber ido en las listas del PSOE en las municipales. «Fui el guerrero número trece. Una gran forma de conocer gente, calles y de perder muchos, muchos kilos», resume sin perder su característica ironía.