El santiagués que acosó sexualmente a su empleada de hogar acepta indemnizarla con mil euros y 23 meses de cárcel

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

CENAMOR

Admite que amenazó a la mujer con echarla e incluso con matarla si no mantenía relaciones sexuales con él

08 feb 2020 . Actualizado a las 00:45 h.

Al santiagués acusado de acosar sexualmente a su empleada del hogar, amenazándole con despedirla e incluso exhibiéndole un arma y asegurándole que la mataría hasta lograr que se acostara con él, le han salido baratos hechos tan viles. La Fiscalía inicialmente le reclamaba un total de tres años y once meses de cárcel y el pago de 3.000 euros de indemnización, pero J. F. R. llegó a un acuerdo con el ministerio público y con la acusación particular por el que la pena se le ha rebajado a pagar solo mil euros a su víctima y a un año y once de meses de prisión que no cumplirá porque, al carecer de antecedentes, se le suspende siempre y cuando no vuelva a delinquir en los próximos dos años. 

A cambio, J. F. R. reconoció todos y cada uno de los hechos de los que le acusaban. Entró a la sala de la sección compostelana de la Audiencia Provincial cubriéndose la cabeza con el abrigo con tanto afán por esconderse que el magistrado que presidía la vista tuvo que advertirle que ante ellos debía descubrirse. Lo hizo, pero entonces se tapó el rostro con una mano y logró que no se leyera su nombre en alto para preservar su identidad, privilegio del que no disfrutó la víctima, cuyo nombre y apellidos sí resonaron en la sala.

Con un escueto «sí, estoy de acuerdo» J. F. R., que aparenta tener más de 70 años, admitió que en diciembre del 2014 contrató a la mujer para que hiciese las tareas del hogar en su domicilio de Santiago. Lo hizo sin firmar un contrato y sin darle de alta en la seguridad social y este hecho fue el único que el acusado quiso explicar al tribunal. Alegó que no cumplió con esa obligación legal porque ella se lo pidió «porque cobraba 300 euros de su exmarido y tenía miedo de perderlos», dijo, para señalar además que la señora trabajaba en otras dos casas y que en ellas sí estaba dada de alta.

No tuvo, eso sí, afán alguno de disculparse o intentar explicar por qué poco después de contratarla, en enero del 2015, comenzó a proponerle mantener relaciones sexuales, llegando incluso a tirarle del vestido y alzarle la falda para ver su ropa interior y su escote.Tampoco que al no aceptar la mujer, la amenazó con echarla y dejarla sin trabajo y que la intimidó hasta que ella accedió a acostarse con él.

La situación empeoró cuando falleció la esposa del acusado. En marzo del 2015, le hizo fotos desnuda con una cámara analógica y, como cuando la víctima encontró las imágenes las rompió, él le dijo que conservaba los negativos para que ella se sintiera amenazada, dado que llegó a decirle que si no accedía a sus propósitos, le mostraría las fotos a sus familiares e incluso las colgaría en Internet.

A tal punto llegaron las amenazas que en una ocasión J. F. R. le mostró a la mujer una pistola que guardaba en un cajón detrás del televisor y, haciendo con los dedos el gesto de disparar, le dijo: «Si te marchas o te veo con otro hombre voy y pum pum». Esa no fue la única arma de fuego que tenía el acusado, ya que en el registro domiciliario que hizo la policía en su casa tras la denuncia de la víctima, encontraron una escopeta marca Teis para la que tenía permiso y guía de pertenencia, un revólver, una escopeta inutilizada y una pistola tipo Star calibre 6,35 Bonifacio Echeverría que estaba cargada y en perfecto estado y para la que no tenía los papeles en regla.

El acoso al que sometió a la mujer también quedó reflejado en muchas llamadas y mensajes al móvil que le hizo, especialmente entre el 14 y el 16 de agosto del 2015, en los que le llegó a decir que, si se iba, la encontraría y que, si hacía falta, contrataría a un detective y la mataría. Por todo ello, la señora sufrió un cuadro de estrés postraumático por el que tuvo que recibir tratamiento médico y psicológico.

Todo este sufrimiento al que J. F. R. reconoció haber sometido a la mujer a la que había contratado como empleada de hogar le ha supuesto una condena por tres delitos distintos. Cinco meses de cárcel por acoso sexual, seis por amenazas no condicionadas de carácter grave y doce por tenencia ilícita de armas. Además, no podrá acercarse a menos de 200 metros ni comunicarse con su víctima por cualquier medio durante once meses.