Santiago se apunta a la biodanza, que engancha hasta a mujeres de 88 años

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Pedro Royo dirige las sesiones en Conxo y pondrá en marcha un nuevo grupo en O Castiñeiriño en febrero

24 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay personas que se estancan. Otras, no dejan de evolucionar, ya sea en el plano intelectual o en el emocional. Pensado para ese grupo con inquietudes, surge la biodanza, una actividad dirigida al enriquecimiento personal y para todo tipo de edades. De hecho, en Santiago ha enganchado a mujeres de más de 80 años. «En el grupo hay una alumna de 88 años que viene feliz. Llega siempre un cuarto de hora antes, porque le entusiasma», cuenta Pedro Luis Royo García, un riojano que introdujo hace tres años esta propuesta en la ciudad a la que vino por amor, tras casarse con una compostelana (Ana María) que conoció en una clase de biodanza y «surgió el flechazo», relata. Actualmente las sesiones tienen lugar cada miércoles en Agora Yoga (Conxo) y el día 6 de febrero se pondrá en marcha un nuevo taller semanal en el centro sociocultural de Castiñeiriño. Pedro probó la biodanza ya de adulto, en el 2012, cuando se cruzó en su camino Beatriz Benavarre, quien ha llegado a introducir la actividad tanto en la cárcel como con mujeres maltratadas. Y tanto le gustó al logroñés que acabó sacándose el título, como ella, de «facilitador». Porque en biodanza no hay profesores, explica, ya que «nosotros no enseñamos y solo intervenimos en lo mínimo necesario para que los alumnos saquen de sí todo lo que les pueda venir bien. Potenciamos la afectividad, entendida como el cariño y la aceptación; la vitalidad; la creatividad; la sexualidad, es decir, la satisfacción y deseo a todos los niveles más allá de lo puramente genital; y la trascendencia, que supone tanto superar límites y ser mejores personas como la conexión con el universo, dios o en lo que crea cada uno», explica Pedro. En el caso de adolescentes, por ejemplo, se refuerzan temas como la autoestima y la identidad; incluso en otras ciudades hacen dinámicas propias para los niños. «La acogida en Compostela está costando.

La biodanza no es muy conocida todavía, sobre todo porque no hay una escuela oficial como en Madrid u Oporto, pero es muy transformadora. Son dos horas muy intensas. No se habla en la mayor parte de la clase, que se acompaña de música y de canto», dice. ¿Los beneficios? «Te concentras más en el sentir y le das unas vacaciones a la mente, reduce el estrés y ayuda a solucionar conflictos internos. Sales más relajado, aunque llegues ya cansado al taller». Una de sus grandes ilusiones, indica, es que «peregrinos, viajeros y vecinos de Santiago compartan la biodanza para fortalecer los vínculos creados en el Camino».

Se buscan nuevas voces

Afinación, ganas y compromiso. Eso es lo que busca la asociación juvenil Coro Cocó, que ha abierto una convocatoria dirigida a cantantes de entre 14 y 30 para formar parte del grupo coral. La selección de las nuevas voces se hará a través de un cásting, que tendrá lugar este domingo a las cuatro de la tarde en Santiago. Será en el Centro Xove de Almáciga. El Coro Cocó se abre paso de este modo en la escena coral, que pretende revolucionar innovando en el repertorio y poniendo en la valor la motivación de jóvenes emprendedores con ambición, como parte de un proyecto cultural actual que nace con grandes aspiraciones. La agrupación vocal está a las órdenes de Mateo Iglesias, con una larga trayectoria en el campo de la música, orquestal y coral, como instrumentista y director. Darán que hablar, seguro.

IRENE MARTIN

García Candau, en Compostela

La Casa de la Troya sigue recibiendo visitas en invierno. Esta vez, fue el productor audiovisual Jordi García Candau quien, aprovechando un viaje profesional a la ciudad, se dio vuelta y media por el museo. El que fuera director general de RTVE y antiguo tuno, firmó en el libro («un honor vivir tanta historia», escribió) tras recorrer las estancias de la vieja pensión estudiantil en compañía de Ángel Peláez, que hizo Filosofía en Santiago y formó parte de la Tuna Compostelana en 1969, y de Pastor Lorenzo. Como corresponde, Nino Amor —director del museo— hizo de anfitrión y Jordi también asistió al final del ensayo troyano, cantando En mi viejo San Juan y La morena de mi copla con los antiguos tunos compostelanos. El próximo 22 de febrero realizarán, por cierto, una ofrenda floral al autor de la novela La Casa de la Troya, Alejandro Pérez Lugín, en el cementerio herculino de San Amaro por el sesquicentenario de su nacimiento.

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