Alfonso Pazos: «Siempre tuve la ilusión de grabar un disco, pero al final no fue posible»

irene martín SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

XOAN A. SOLER

Ganó festivales en los 60 y 70, y cuando falleció Pucho Boedo lo llamaron Los Tamara, pero ya estaba de retirada

07 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Subió al escenario entre los aplausos del público. En sus palabras de agradecimiento a los grupos y a Compostela Solidaria por el tributo que se le rendía en el concierto solidario de La Salle, se le notaba emocionado y nervioso. Alfonso Pazos Rodríguez (Santiago, 1947) es de la calle Entremuros y con apenas catorce años comenzó a cantar la música popular de la época. «Empecé a ensayar con el maestro José María Paredes, allí en Virxe da Cerca, encima de la imprenta familiar, donde tenía la vivienda. A mí me quería mucho. Tenía varios pianos de pared y uno de cola. Luego estaría con él también en Los Galaicos, Los Seis de Santiago, Los Gamos…», rememora Pazos, al tiempo que confiesa que nunca fue capaz de aprender un instrumento, a pesar de «lo mucho que pelearon» con él para que aprendiese a tocar la guitarra. En esos grupos también coincidió con otro músico histórico santiagués y maestro de rondallas, Isaac Vázquez Alvite.

En los ensayos se invertía mucho tiempo, así que eran «como una familia», pero según le comentan a Alfonso, ahora hay gente que ni se habla, porque son «meros contratados». En aquellos tiempos recorrían Galicia, Asturias, León, Palencia por «carreteras infumables» y. cuando le tocaba conducir, iba siempre cantando para no quedarse dormido. «En una ocasión, circulando por A Pontenova (Lugo), se nos rompió un palier, nos fuimos contra un poste de la luz y, de rebote, al otro lado, justo al borde del río. Menudo susto y menudo golpe, pero no pasó nada», recuerda el vocalista que cantaba en inglés, francés y lo que les «echasen». Cuenta que llegó a ensayar unos poemas de Salvador García Bodaño, a los que había puesto música otro músico histórico santiagués y recientemente fallecido, el flautista Miguel de Santiago. A la hora de cantar reconoce que era «muy quisquilla: ensayando con la orquesta santiaguesa Estrellas Azules había algo que no me cuadraba, y eso que yo no sabía nada de música. Venga a repetir, pero yo me rebelaba, hasta que el director dijo: ‘Cando o rapaz torce o morro, algo pasa’. Y se cambió hasta que sonó bien».

La voz de oro, como se le apodó en su tiempo, fue un habitual de los festivales y programas-concurso de la época. Con 19 años ganó el II Festival de la Canción del Landro (Viveiro), llegó a la final del programa de RNE Desfile de estrellas y también fue seleccionado por el maestro Ibarbia para La gran ocasión, de TVE, pero el programa se canceló. También triunfó en el II Micrófono de Oro, certamen organizado por La Voz del Miño (emisora de Ourense), cuyo premio era hacer un disco, pero se quedó en agua de borrajas. «Mi ilusión era grabar un disco y, al final, por distintas razones no fue posible, y poco a poco me fui quemando», advierte.

Alfonso, entonces, cambia el rumbo y se pasa al cabaret, donde canta solo con la música pregrabada. «Y aquello me gustaba. Fui por un fin de semana y me quedé tres años. Cuando actuaba en Xiro (antiguo local santiagués), José Luis Alvite escribía mucho sobre mí. También recuerdo con emoción las entrevistas que me hacían en la radio María Teresa Navaza y Santiago Davila». Al fallecer Pucho Boedo, lo llamaron Los Tamara, pero rechazó la oferta. «Llamé a Enrique Paisal [otro músico histórico] y le dije que no. Ya había dejado la música y tenía otras obligaciones», señala Alfonso -hoy jubilado-, que trabajó en el Ayuntamiento de Santiago, la Xunta, fue comercial y locutor en la Cope y pasó por diversas actividades profesionales. «No conservo ninguna grabación mía. Tiré todo porque pasé una mala temporada», reconoce el artista al que le «sorprendió» el reciente homenaje, que le ha servido de estímulo para cantar el año próximo en el concierto solidario: «Ya empecé a coger cositas de Tom Jones, Nino Bravo, Alberto Cortez… Me voy a poner a punto y a ver si le cojo el gusto otra vez». Compostela Solidaria y los grupos le tomaron la palabra.