El Arzobispado ofrece avalar las obras del templo de Salcedo si las pagan los vecinos

Ana barcala PONTEVEDRA / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

cedida

El edificio necesita una inversión de 300.000 euros que la Iglesia se niega a asumir

06 dic 2019 . Actualizado a las 13:22 h.

El Arzobispado de Santiago está dispuesto a avalar a los feligreses de San Martiño de Salcedo en la gestión de un crédito bancario que les permita afrontar las obras de restauración del templo de esta parroquia, cerrado desde el mes de octubre del pasado año.

La decisión le fue comunicada al párroco, Jesús Niño, por el ecónomo diocesano en una reunión a la que fue citado el pasado viernes en Santiago de Compostela, y a la que también acudió el secretario de la Comisión de Economía del Arzobispado.

El proyecto aprobado por Patrimonio asciende a 300.000 euros e incluye una reforma integral de la cubierta del templo y del coro, en la actualidad apuntalado para evitar su derrumbe, así como varios arreglos en el interior.

Este proyecto no es el primero elaborado tras la clausura del templo. El inicial fue realizado por técnicos del propio Arzobispado y dirigido por el arquitecto diocesano Carlos Rosón, quien realizó también las primeras visitas de inspección al templo en el mes de junio de 2018. Aquel documento fue rechazado por Patrimonio al considerar insuficiente la solución contemplada para el coro, una de las zonas que más daños estructurales presenta.

Tras aquel primer proyecto, valorado en 125.000 euros, Jesús Niño había arrancado al Arzobispado el compromiso de financiación de los trabajos, sino en su totalidad sí en buena parte.

Sin embargo, el rechazo de Patrimonio abrió un periodo de revisiones técnicas y mejoras en la ejecución de las obras que disparó el coste, lo que hizo el Arzobispado eluda participar en la financiación de la actuación y derive esta responsabilidad a los propios feligreses.

La solución, para los encargados de dirigir la economía de la Iglesia en Santiago, pasa porque sean los propios vecinos de Salcedo quienes gestionen con una entidad bancaria la concesión de un préstamo que permita realizar los trabajos necesarios para que las puertas de la emblemática iglesia parroquial puedan abrirse de nuevo, tras un año y un mes totalmente clausuradas.

Desde entonces, el párroco trasladó el culto a las instalaciones de Raíña da Paz, donde celebra periódicamente las eucaristías con una asistencia media de 90 feligreses.

Cabe recordar que la decisión de cierre, tras la caída de cascotes de tamaño considerable, fue avalada por el vicario general a petición del párroco, que buscó garantizar la seguridad de los usuarios del templo.

Y es que al desplome de un fragmento de la cubierta en el pasillo central se sumaron posteriormente otros en la zona del coro, con las consiguientes filtraciones de agua.