Rúa Nova de Abaixo, del centro de ocio nocturno solo queda un viejo recuerdo

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

El elevado precio de los alquileres y el cambio de hábitos de los más jóvenes llevó al cierre a varios locales de la calle

03 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

De aquella calle en la que los negocios de hostelería nocturna traían de cabeza a los vecinos solo queda el recuerdo. En los años 80 y 90, cuando era conocida como la calle Nueva para diferenciarla de la rúa del mismo nombre del casco histórico, los estudiantes llenaban la calle hasta la madrugada, y eso a pesar de que el elevado número de locales bien habrían permitido acogerlos en el interior. Eran los tiempos en los que el jueves era el día central de la movida, y el resto de la semana los universitarios estaban algo más comedidos. En las galerías, los hosteleros fueron cerrando poco a poco hasta quedar unos pocos valientes. En el exterior, la situación es similar. Las verjas bajadas y llenas de grafitis llaman la atención en el primer tramo de la calle, el más próximo a la Praza de Vigo. Solo aguantan a duras penas un par de cafeterías, y los restaurantes en los que se sigue sirviendo el menú de estudiantes como principal reclamo, así como la bocatería donde los estudiantes de antaño y los de ahora reponen fuerzas antes y después de una noche de copas.

Si hay un establecimiento que mejor resume la transformación del tejido comercial de la rúa Nova de Abaixo es el videoclub, situado junto a los que fueron pubs de moda. Tras ser uno de los negocios más prósperos de la calle, pasó a echar el cierre, cuando el VHS pasó a ser historia y los clientes prefirieron recurrir a las páginas de descargas, muchas gratuitas. Pero no todos son cierres, en la calle siguen en pie algunos de los locales que, sin ser de hostelería, aportan variedad comercial. La librería Xaquín, que cambió recientemente de ubicación tras la jubilación de Xaquín Mato; la tienda de manualidades, en la entrada a las galerías; y La Novedad, en el parte alta de la cuesta, son algunos de los negocios que han vivido en directo los cambios sufridos por la calle. Pocos son los comercios de reciente apertura, y uno de los que inició su aventura hace unos meses cerró casi sin soplar la primera vela. Se trata de un comercio de legumbres y cereales a granel. Pese a la pérdida de peso de la hostelería en la calle, es el lugar escogido para ampliar y modernizar las instalaciones del restaurante Gonzaba, que ocupa ahora el bajo del Asador Castellano, cerrado hace años.

Xaquín Mato, que promovió la constitución de la Asociación de Veciños Raigame del Ensanche y de la que dejó la presidencia hace unos años, reconoce que la calle «xa non é o que era». Sufrió las consecuencias de la pérdida de estudiantes, y se vio afectada por la aparición de otras zonas de movida: «Recordo cando chegaba pola mañana coa prensa, e tiña que saltar por enriba dos que estaban xunto á porta». Fueron tiempos difíciles para conciliar el sueño, y los cierres se sucedieron poco a poco. «Agora queda algo, pero menos do que foi». Los precios de los alquileres, excesivamente altos para la rúa Nova, también están detrás del poco movimiento comercial de la calle, que fue un hervidero de gente, y que, en los últimos años, está perdiendo vida.