Patricia Peiteado: «Deseché muchas ideas hasta dar con algo que solo se vea en Santiago»

Margarita Mosteiro Miguel
Marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

xoan a. soler

La creadora lamenta que la oferta para turistas sea similar en todas las ciudades

14 jul 2019 . Actualizado a las 10:22 h.

Patricia Peiteado se presenta como la fusión entre su abuela modista y abuelo zapatero. Y es que la joven diseñadora dedica buena parte de las horas del día a coser y montar los bolsos peregrinos (Pilgrim Bag), que «solo se pueden comprar en este espacio pequeñito de la praza de Abastos».Asegura que una de las cosas que echa de menos cuando viaja «es poder comprar un recuerdo que solo sea de la ciudad a la que voy. Algo que sea de ellos, artesanal, que solo sea de ese sitio, y que al verlo me recuerde exclusivamente a ese lugar. En Santiago hay mucha oferta para turistas, pero no es diferente a la de otras ciudades». Con el deseo de crear algo único, dejó volar su imaginación y brotó la idea: «Un día paseando por Venecia con mi novio. Le esbocé la idea, y fue la primera vez que me dijo ‘buena idea’. Así que seguí adelante. Antes de los bolsos peregrinos deseché muchas cosas», revela.

Esta joven diseñadora compostelana estudió arquitectura y topografía. «Pero tras unos años de trabajos decidí que no quería seguir trabajando horas y horas para recibir un sueldo bajo. Aquello no era lo que quería hacer con mi vida, y lo dejé», relata. Desde pequeña sintió atracción por la moda y el diseño. «Ahora la arquitectura queda para mi casa y para hacer sugerencias a los amigos».

El diseño de los Pilgrim Bag se desarrolló a lo largo de dos años. «Las primeras piezas se las vendí a amigos y familiares. Ahora, ya se me acabaron los conocidos, así que en enero decidí que era el momento de pescar fuera. Los primeros bolsos se crearon en el trastero de casa, y ahora no tengo mucho más espacio, pero estoy sorprendida con la acogida, no solo de turistas, que son los que más agradecen ver algo distinto. Salen muy bien las bomboneras para eventos. Los precios están ajustados para llegar a mucha gente», destaca la creadora.

Patricia no quiere ni oír hablar de vender sus bolsos por medio de una página web o recibir encargos por medio de redes sociales. «Esta idea es contraria a todo lo que tiene que ver con Internet. Es mía, pero yo se la entrego a mis clientes para que diseñen sus propios bolsos. Tienen que verlos y tocarlos para sentirlos. Eso no se puede hacer en Internet, porque es impersonal. Además no podríamos atender esa demanda. Ya te digo que si viene alguien a comprar muchos para venderlos en su comercio, no se los vendó», explica Peietado.

Incide en que las piezas se crean «de forma artesanal con una máquina de coser que está a la vista de los clientes. Ellos escogen el tamaño entre cuatro disponibles, que va de 50 euros, el más pequeño a 100 euros del grande. El color, entre 13 opciones, y el cordón entre muchos más». Los complementos se venden separados, «así que cambiando el asa tienes dos bolsos».

El Pilgrim Bag está inspirado en los sacos y hatillos que los antiguos peregrinos usaban para guardar sus pertenencias. Por eso «el saco interior está estampado con la silueta del peregrino». El bolso está elaborado, en su parte exterior, con polímero espumado, que es un material ligero, que se presenta con un aspecto rugoso imitando el paño de los trajes de los peregrinos. El asa del bolso es un calabrote, en homenaje a la cuerda que se usa para alzar el botafumeiro y también al cabo que emplean los marineros gallegos. Todo en el bolso, resalta, «es un guiño a lo nuestro, y lo mejor es que cada uno se diseña su propia pieza, por eso dentro se pone una chapa con el nombre de la persona que crea su pieza única».

Patricia Peiteado lamenta el escaso apoyo que se ofrece a los jóvenes creadores y se queja amargamente de la presión que «ejercen los poderosos. Ellos tienen el dinero y el poder para copiar las creaciones de los pequeños. Introducen un cambio ligero, y estas desamparado. Eso es terrible, pero pasa».