Un niño de 11 años dejó escrito en su bandeja que había una bomba y retrasó en más de dos horas un vuelo de Fuerteventura a Santiago

M.D.C SANTIAGO, LUGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

DIPUTACIÓN

Branca Rodríguez Pazos, pasajera del vuelo que sufrió una falsa amenaza terrorista: «Espero que lle poñan ao neno un bo correctivo»

04 jul 2019 . Actualizado a las 00:14 h.

Una falsa alarma de bomba retrasó más de dos horas la salida, a última hora de la tarde de ayer, de un vuelo entre la isla canaria de Fuerteventura y Santiago. El aviso de bomba recibido por la tripulación se produjo cuando el avión, de la compañía Vueling, ya se encontraba en la pista, preparado para despegar.

El suceso tuvo lugar en torno a las ocho y veinte de la tarde, hora programa de despegue del avión rumbo a Lavacolla (21.20 horas en la Península). La compañía activó de inmediato el protocolo de emergencias y los pasajeros fueron desembarcados. Estos esperaron en la terminal mientras las fuerzas de seguridad destacadas en el aeropuerto de Fuerteventura inspeccionaban el avión.

La aerolínea comunicó de inmediato a través de las redes sociales que los pasajeros y los tripulantes se encontraban bien. Pasadas las once y media de la noche (hora peninsular), Vueling confirmó los indicios de que era una falsa alarma, una vez que las fuerzas de seguridad concluyeron la inspección del avión. Al mismo tiempo, anunció que el pasaje estaba embarcando de nuevo para iniciar el vuelo hacia Santiago y que la llegada a Lavacolla se produciría con unas dos horas de retraso, aunque probablemente la demora sería mayor. La hora programada inicialmente para aterrizar en la capital gallega era las 23.55 horas, por lo que se esperaba que el aterrizaje se produjera pasadas las dos de la madrugada, tras un vuelo de dos horas y media.

Branca Rodríguez Pazos, pasajera del vuelo: «Aínda non empezáramos a voar e creo que foi básico para que non houbera pánico»

«Viñamos para Santiago de Compostela, saiamos de Fuerteventura as 20.20 para chegar a Santiago ás 23.30 a Santiago. Cando estábamos xa no avión dixéronnos que íamos chegar en dúas horas, que había unha boa noite, pero vimos que o avión daba unha volta pola pista e volvía ao mesmo sitio. Nos estrañamos», relata Branca Rodríguez Pazos. La nacionalista, que fue la primera teniente de alcalde en Lugo de la primera legislatura de Xosé López Orozco (entre 1999 y 2003), era una de las pasajeras. «Que fora? Que unha pasaxeira, ao abrir a bandexa viu un papel aí pegado que poñía, máis ou menos: ‘hai unha bomba, pode estoupar en calquera momento. El terrorista’», prosigue.

Consiguieron mantener la calma, el comandante del avión no entró en detalles, solo les dijo que había una amenaza de bomba. «Estábamos xa na pista, pero aínda non empezáramos a voar e creo que foi unha situación básica para que non houbera pánico. Me imaxino que se isto pasa arriba voando sería distinto. Ademais se pasara voando teríamos que haber aterrado no aeroporto máis próximo, poderíamos haber tido que tomar terra en Marrocos ou Fuerteventura», relata Rodríguez Pazos.

«Nada, baixamos ao aeroporto, estivemos alí como dúas horas, mentres subían ao avión e o revisaban. Non viron nada e as dúas horas veu o capitán da Guardia Civil, díxonos que non había nada e que podíamos estar tranquilos porque xa sabían quen era, que era un neno de 11 anos, que viña no voo anterior e que fixo unha broma pesada, que puxo alí o papel. Que de todas formas o protocolo tiña que continuar mirándoo todo e trouxeron os cans. Despois embarcamos e chegamos a Santiago ás catro da mañá», cuenta la pasajera, «chegamos moi cansos, foi unha broma moi pesada». Ahora solo espera «que lle poñan ao neno un bo corrector. Alí había persoas maiores, nenos, xente en cadeira de rodas, xente que tiña alugado en Santiago un coche que os estaba esperando e un montón de situacións».