Alquilar un piso de estudiante o viajar a diario, ¿qué compensa?

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

MONICA IRAGO

Por precio, conexiones y trayectos, sigue siendo mejor mudarse, aunque por poco

24 jun 2019 . Actualizado a las 13:40 h.

El plazo para la preinscripción en la universidad está a punto de comenzar y con él, no llegan solo las dudas sobre qué carrera estudiar y dónde. Si la idea es quedarse en Galicia, se abre el debate: alquilar un piso, contratar una residencia o ir y venir todos los días, especialmente si hay conexión ferroviaria. Con las mejoras en el transporte, especialmente ferroviario, ¿compensa mudarse por ejemplo a Santiago, la ciudad universitaria por excelencia de Galicia? La respuesta es que sí. Por la mínima, pero todavía compensa.

Las inmobiliarias compostelanas dan un rango de precios para un piso tipo de estudiantes -de tres o cuatro habitaciones- de entre 400 y 700 euros, dependiendo de ubicación y estado del piso. Hay oferta, pero cada vez menos. Las inmobiliarias reconocen que el mercado turístico y su alta rentabilidad ha hecho salir pisos de la bolsa de estudiantes y admiten que ha habido una ligera subida de precios, pero porque se actualizan tras años de congelación, e incluso bajada, por la crisis. Además, los propietarios a veces no quieren entrar en el mercado universitario por miedo al desgaste que puedan sufrir los inmuebles.

Con todo, el rango de precios que dan las inmobiliarias permite hacer una cuenta sencilla. Los universitarios pagarán al mes entre 150 y 175 euros de alquiler, más, por ejemplo, unos 50 euros de gastos. Un bono mensual de tren desde Vigo tiene precios que se salen de ese rango -entre 230 y 300 euros al mes- y ocurre algo semejante en los trayectos desde Ourense, con bonos de un coste superior a los 250 euros mensuales. Solo hay un caso en el que es posible que compense viajar diariamente a la vista de las tarifas y los bonos que proponen fuentes de Renfe. Es el trayecto entre A Coruña y Santiago usando un bono para los trenes de tarifa 2, es decir, los que tienen paradas y que suponen 40 minutos de trayecto.

El de diez supondría unos 180 euros al mes y el de 40, unos 150 euros. Pero lo que no coinciden son los horarios: en el viaje de ida a primera hora de la mañana solo hay uno de estas características a las 5.38 de la mañana. Los estudiantes llegarían a las 6.15, casi tres horas antes del inicio habitual de las clases.

A la vuelta, la misma historia. A las 14.00 horas hay un tren de vuelta, pero el horario es bastante ajustado, por no decir imposible de cuadrar, para las clases en la facultad. El siguiente sale a las 16.45. Habría que quedarse a comer en el campus durante la semana, una situación muy habitual si hay clases por la tarde o la necesidad de quedarse para hacer algún trabajo o consultar materiales en la biblioteca.

¿Compensa si uno vive en Pontevedra? Por precio sí, pero por trayecto, no. El alumnado pontevedrés invertiría, usando ese bono de los trenes de tarifa 2, una hora de viaje todos los días a la ida y otra a la vuelta. Sí hay una conexión que se adapta al horario universitario, la que llega a Santiago a las 8.28. ¿Qué pasa si uno elige un bono de tarifa 4, los trenes que comunican en trayectos de una media hora A Coruña y Pontevedra con el campus? Pues que se va de precio. El de 40 viajes es el precio de una habitación (175 euros) y el de 10 es más caro. Cuatro semanas a diez viajes por semana supone algo más de 200 euros mensuales.

Una residencia privada, entre 500 euros a media pensión y 800 con todo incluido

Otra de las opciones que se barajan a la hora de cambiar de ciudad para estudiar la carrera es la de las residencias universitarias. La Universidade de Santiago cuenta con una importante red de colegios mayores que ponen a disposición de la comunidad universitaria más de un millar de plazas todos los años. Para conceder una habitación, la USC tiene en cuenta criterios de expediente académico, pero sobre todo de renta. Así que dependiendo de la situación económica de los universitarios, la horquilla de precios va desde los 414 euros de una habitación doble compartida por curso hasta los 2.628 de una habitación individual para las rentas más altas.

El coste de la residencia pública incluye solo el alojamiento, pero también hay precios muy reducidos en los comedores universitarios y una convocatoria anual de becas de comedor con cuantías de entre 200 y 1.700 euros, dependiendo del nivel de renta.

Después, están las numerosas residencias privadas, que tanto pueden configurarse como colegios mayores, con todos los estudiantes en un mismo edificio, como a través de una red de pisos con servicios de limpieza, lavandería y comedor. El rango de precios es amplio, y hay posibilidades desde una habitación en piso con derecho a cocina por unos 400 euros hasta una habitación con pensión completa y lavandería durante todo el curso, incluyendo también los fines de semana, por unos 800 euros mensuales. Según las tarifas disponibles a través de Internet, el rango de precios más habitual se sitúa entre los 525 y los 700 euros, dependiendo de los servicios que se oferten durante el curso -media pensión o pensión completa, sobre todo-.