Multitudinarios coros para Iván Ferreiro en O Son do Camiño

Montse García Iglesias
Montse García SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

Sandra Alonso

El arranque de la segunda jornada tuvo marcado acento gallego

15 jun 2019 . Actualizado a las 00:59 h.

Bandas gallegas marcaron las primeras horas de música de la segunda jornada de O Son do Camiño. Iván Ferreiro certificó el primer lleno del anfiteatro principal, en un concierto que se hizo corto y en el que miles de gargantas corearon temas como Pájaro azul o Cómo conocí a vuestra madre. Tampoco faltaron temas de Los Piratas, como Fecha caducada, Años 80 y El equilibrio imposible. Eso sí, de Turnedo, la canción con la que acostumbra a cerrar sus conciertos, solo los primeros acordes. «Se nos ha acabado el tiempo, lo sentimos mucho», lamentó el artista, que había anunciado al principio que «voy a hablar poco y a cantar más».

Antes de Iván Ferreiro hubo mucho más. Moito! abrió la jornada, le siguió Igloo, que trató de animar el ambiente ya a media tarde.«Gracias por estar ahí dándolo todo a las seis de la tarde», dijeron los de Caldas. Después tomó el testigo Marem Ladson en el escenario aledaño donde el siguiente fue Varry Brava, que también encontró numerosos coros entre el público. Pero los más esperados eran Bloc Party, Rosalía y Black Eyed Peas.

El Monte do Gozo se fue llenando conforme avanzó la tarde. Si en principio veinteañeros eran los más numerosos, según fueron pasando las horas, se fue diversificando y aumentando la media de edad.

El Monte do Gozo, fiesta multicultural

El 40 % de los asistentes a O Son do Camiño son gallegos y, uno de cada diez, extranjero

P. Calveiro

Estos días disfruta en O Monte do Gozo público llegado de decenas países para asistir a los conciertos de O Son do Camiño, desde Chile a Hong Kong. Muchos se estrenan en esta segunda edición de la cita musical compostelana y otros repiten, tras quedarse con buen sabor de boca el año pasado.

SANDRA ALONSO

Entre los que se aventuraron por primera vez, Alejandro González, militar y autónomo de 39 años. El vigués exprimió la primera noche hasta el final y, para recargar fuerzas, durmió en una de las cápsulas japonesas que se ofrecían en la zona de glamping del festival, equipadas con aire acondicionado, colchón y cargadores de USB e hilo musical. «Primero busqué en un hotel normal, pero ya estaba todo ocupado. Realmente no había otra opción y me pareció algo original. No se pasa frío y estás aislado del sonido. Pensaba que iba a tener claustrofobia, pero es bastante amplia», indica. Explica que invirtió cerca de 800 euros, entre la cápsula y el abono VIP, «porque el otro ya estaba agotado», pero la ocasión lo valía y «está mereciendo la pena», afirma.

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A unos metros de allí, entre las tiendas de acampada ya montadas del festival (listas para llegar y tumbarse), Pilar Barrio. La joven madrileña de 20 años vive en Chicago (Estados Unidos). «Regresé de vacaciones y lo primero que hice fue venirme al festival», cuenta. «Me gusta mucho Dimitri Vegas, Bad Gyal, Rosalía, Black Eyed Peas...», añade, por lo que había unos cuantos motivos para viajar a Galicia con el jet lag aún fresco. La cita del Monte do Gozo es, para ella y otras tres amigas con las que ha venido, la bienvenida oficial al verano.

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Otras dos amigas de 24 años, Laura Suárez y Mónica Lanzaco, de Barcelona, cruzaron 1.091 kilómetros solo para asistir al segundo día de O Son do Camiño. Se alojan en un albergue de la ciudad y, aprovechando que esta es su primera vez en Compostela, se quedarán haciendo turismo hasta mañana en la ciudad. «Antes éramos habituales de los festivales y ahora estamos en fase de retomarlo», señalan las jóvenes.

Como ellas, la gran mayoría de asistentes a la cita es público nacional: el 40 % gallego y un 49 % de otras comunidades autónomas. Pero, además, uno de cada diez festivaleros (el 11 %) proceden de otros países. El eco del festival, que en su primera edición ya reunió a 16 nacionalidades, ha traspasado en esta ocasión las fronteras de cuatro continentes (Europa, América, Asia y África) y amenaza con ir a más.