Pulpo, caro o barato, la clave está en el plato

Por Patricia Calveiro

SANTIAGO CIUDAD

NOELIA P. OUBEL

Manuel Blanco Barreiro tiene ahora su puesto en un lugar privilegiado, entre la plaza del Obradoiro y Fonseca

25 may 2019 . Actualizado a las 11:33 h.

Lleva vendiendo a pie de calle en Santiago recuerdos personalizados, pequeñas obras de arte, desde el 2010. Manuel Blanco Barreiro tiene ahora su puesto en un lugar privilegiado, entre la plaza del Obradoiro y Fonseca. Y, aunque compite con muchos reclamos en esta milla de oro, él no pasa desapercibido. El compostelano de 47 años, según el DNI (y unos cuantos menos en espíritu, dice), expone toda una colección de platos de pulpo grabados a mano con distintos motivos. Escudos de fútbol, políticos, viñetas y retratos variados, tanto de Stephen Hawking como de Juan Carlos Lema Balsas (Zapatones). «Nada es idea mía. Voy haciendo lo que la gente me pide», indica, por lo que su obra es el reflejo de la cultura popular en madera. Independientemente de que haya o no pulpo -y de su precio-, la clave aquí está en el plato, decorado con un pirograbador. Sus trabajos llegaron a Irlanda, Alemania o Italia. El mismísimo presidente del River Plate en persona le regaló una insignia de oro del club al encontrarse con el escudo de su equipo entre el repertorio futbolístico de Manuel. El santiagués reconoce que no es nada futbolero, y aún así ha recibido encargos de numerosos clubes gallegos o de jugadores como Asdrúbal Padrón, cuando era delantero en Las Palmas. Pero también ha hecho mucho logo corporativo (hasta los ha diseñado), pedidos para bodas y hasta para la Policía de Murcia. Estando en la meca del Camino, los motivos jacobeos son también habituales «y te juntas con las emociones del peregrino. Hay tantas historias que te llegan al alma... Te encuentras con personas con cáncer terminal, con hasta 18 tumores o portando las cenizas de su marido». Y Manuel deja constancia de esas pequeñas hazañas personales y anónimas en un plato de pulpo. Los hay desde 6 euros a 200 (hechos con lupa e imitando la pintura con esmalte), en función del trabajo que lleven. Los que no se venden son los de políticos y eso que tiene una buena antología. «Mis políticos no se venden, no sé en el Ayuntamiento», suelta el artista cada vez que le preguntan. Los empezó a dibujar, confiesa, porque una crítica de arte dañó en una ocasión su ego artístico y con los retratos quería demostrar su talento. Pintados en su propia cocina, en un escenario muy humilde, pero de forma totalmente artesana, sin láseres ni series en cadena. Alumno de Isabel Torres (quien se formó con el hijo de Julio Romero de Torres), al principio compaginaba su empleo en la seguridad privada con esta afición, por la que acabó apostándolo todo. Y es que a este hombre le van los retos. Sin ir más lejos, para el 2020, coincidiendo con el año santo, prepara algo importante: «Llevo años estudiando el Códice Calixtino, que tiene pocas ilustraciones y textos tremendamente visuales, descritos con una precisión magnífica. Todo esto es como un entrenamiento para esa exposición». 

PACO RODRÍGUEZ

Día de la Epilepsia

Cerca de un centenar de personas se sumaron en Santiago a una caminata solidaria por la epilepsia, coincidiendo con el día nacional de esta enfermedad. La iniciativa se llevó a cabo en 12 ciudades de España. La de la capital gallega, organizada por Ugade, acabó en el Obradoiro y en el Hostal dos Reis Católicos se entregaron por segundo año las Mans Solidarias, en agradecimiento a aquellas personas que ayudaron a visibilizar o a mejorar la realidad de las personas con epilepsia. Las estatuillas fueron para Rubén Vázquez; Juan Lojo y el club Os Huevóns Ruteiros; Lourdes González Laganá; Fernando Abraldes, representando a la asociación de pacientes del CHUS; y la escuela infantil Xoaniña.

 

Homenaje

El 17 de mayo en Santiago tuvo lugar un homenaje especial, además de todos los que recibió Antón Fraguas. La Asociación do Traxe Galego, presidida por Pilar Astray, conmemoró el 25 aniversario de su primera junta directiva. Su presidenta, María Jesús Reboredo, asistió al acto junto a otros miembros de aquel equipo, en el que estaban Mari Carmen Paz Santasmariñas, Luisa Cortiñas, Rita Walisser, Pilar Mosquera, Mariluz Lago, Manuel Beiras (sí, el político) y Encarna Cepeda (madre de Encarna Otero). Algunos de ellos recibieron el homenaje a título póstumo, en una jornada en la que también se celebraban los 40 años de la Exaltación do Traxe.