«Llevo más de dos años trabajando en la zona y es la primera vez que logro aparcar»

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Los usuarios del aparcamiento de Pontepedriña sienten tener que pagar, pero están satisfechos al quedar plazas libres

08 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El aparcamiento situado bajo la vía del tren en Pontepedriña tenía ayer, a las diez de la mañana, cinco plazas libres en el primer tramo, y poco más de media docena de coches aparcados en el segundo espacio. A las once, el número de plazas libres era menor, y poco a poco, fueron ocupándose y vaciándose. La rotación, al menos durante la hora de observación, funcionó, y muchos usuarios fueron los que se acercaron a los parquímetros para retirar el tique de la ORA. En los primeros reinaban las dudas, y es que muchos desconocían que el espacio sigue siendo gratis por la tarde.

Manuel, que iba al médico en una de las clínicas del Restollal, optó por dejar su coche en una de las pistas de tierra, en las proximidades de Conxo, «porque al ver tanto espacio libre, pensé que era más caro». La ORA tiene un coste mínimo de 0,15 euros para 34 minutos y hasta 1,05 euros por cuatro horas». El pago se limita al período entre las 10.00 y las 14.00 horas.

Manuel no fue el único que prefirió dejar el coche fuera de la zona de aparcamiento ante la duda del coste del párking. «Tanto sitio libre, cuando nunca lo hay, hace temer lo peor», comenta Eduardo, un joven que acudía a una de las academias cercanas al estacionamiento. «Para la semana que viene ya lo sé, por un euro vale la pena dejarlo aquí», comenta.

Luis y Fernando tampoco tenían muy claro el sistema de funcionamiento, pero reconocieron que «es una pena que sea necesario cobrar para que se muevan las plazas». María, que trabaja dos horas en uno de los establecimientos de Pontepedriña, se mostró satisfecha, y es que «llevo algo más de dos años trabajando de ocho a diez, y es la primera vez que logro aparcar aquí. A mí me viene genial, cuando llego hay donde aparcar, y a las diez marcho; ya no pago nada».

Uno de los repartidores de la zona reconoce que «es increíble que sea necesario cobrar algo para que la gente se mueva. Aquí había coches aparcados durante semanas, y era casi imposible conseguir dejar la furgoneta. A mí me viene perfecto».

Carmen, sin embargo, se muestra más pesimista: «No creo que funcione bien. Ahora está empezando y la gente está despistada, pero en nada se darán cuenta de que con un euro lo puedes dejar todo el día. Treinta euros al mes, por un aparcamiento, es muy barato en esta zona».

La entrada en vigor de la ORA en el aparcamiento ha hecho que muchos de los conductores que no movían sus coches durante días busquen otros espacios para seguir aparcando sin pagar. Una de las opciones es saturar, aún más, las pistas de tierra y las fincas cercanas, en dirección a Pai da Cana. Ayer, como es habitual, estaban llenas hasta la bandera, y con coches aparcados rozando el riesgo. Otro de los sitios que está recibiendo más vehículos es la explanada situada detrás de las viviendas sociales de Pontepedriña, al final del paseo fluvial del Sar. Además, uno de los solares cercanos al colegio Ramón Cabanillas también tenía ayer coches de vecinos que se resisten a pasar por caja. El ingenio no tiene límite, y a buen seguro los conductores localizarán nuevos espacios libres para no tener que pasar por el parquímetro.