María Jesús Álava, psicóloga: «Vienen a consulta padres con niños de dos años que se sienten sobrepasados»

JOEL GÓMEZ SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Defiende la «necesidad de poner límites» para favorecer una buena educación

12 abr 2019 . Actualizado a las 13:14 h.

Con más de tres décadas de ejercicio profesional, María Jesús Álava afirma que en las consultas de psicología hace años se veían sobre todo problemas de aprendizaje y fracaso escolar, y «hoy los problemas de conducta sobrepasan el 70 %. No solo en adolescentes, que podríamos pensar que es una etapa clave y son normales; sino ya desde pequeños. Vienen padres con niños de 2 años, incluso con menos tiempo, que no saben qué hacer, que se sienten sobrepasados», explica. Para abordar esas situaciones defiende la «necesidad de poner límites» para favorecer una buena educación, desde los primeros años de vida.

«Los niños nacen sabiendo decir que no, eso es algo muy importante. A los 2 años se pasan todo el tiempo diciendo que no y después lo desaprenden. A más del 50 % de los adultos les cuesta decir que no. Es algo que tenemos muy comprobado en la consulta de psicología. Vemos cómo los adolescentes y los jóvenes de ahora son más manipulables; y eso sí que es un gran problema, pues no saben decir que no cuando otros chavales quieren aprovecharse de ellos», sostiene.

María Jesús defiende que se pongan límites, porque «vemos adolescentes, nuevas generaciones de jóvenes, que se sienten profundamente insatisfechos y muy perdidos ante la vida, con pocos recursos. No saben cómo reaccionar ante las dificultades. Desde la psicología hemos visto que una de las principales causas de que eso ocurra es su excesiva sobreprotección, que les impide aprender desde pequeños. Por eso, cuando se enfrentan a la realidad del mundo, van como en muletas, prácticamente».

Refiere que «se han estudiado mucho los distintos estilos de educación: más permisivo, más autoritario, y evidentemente el mejor es el equilibrado, que se caracteriza por poner una serie de normas, pautas, límites, perfectamente establecidos, para generar buenos hábitos de conducta y de equilibrio emocional, con muchas dosis de afectividad». Insiste en la necesidad de poner límites: «Hay personas que piensan que si pones muchos límites le quitas libertad al niño; y lo cierto es que esas pautas y esas normas van a hacer posible que sean adultos realmente libres el día de mañana».

Esta psicóloga advierte que niñas y niños «se sienten perdidos ante unos adultos inseguros, con falta de confianza; con una línea diferente de educación entre los padres, o de padres y colegio». Ante esa situación enfatiza el papel del profesorado: «los padres tienen que volver a valorar y prestigiar la figura del educador de sus hijos y coordinarse al máximo; porque no tienen que olvidar que pasan con ellos mucho más tiempo del que están en casa: en el colegio de infantil y primaria, en el instituto, la facultad, en centros de formación…»

La vida de hoy, dice, «no es más fácil. La juventud tiene más medios, seguramente; están como muy bombardeados por información que les llega por múltiples canales; muy invadidos por tecnología y muy vacíos de personas a veces. Los chicos de hoy tienen menos hermanos y eso supone menos posibilidades de aprendizaje, más presión, y en general menos tiempo con sus padres».

Esta experta valora como una etapa muy crítica «entre los 13 y los 16 años. Es crucial que padres y educadores estén muy atentos a señales que pueden indicar un cambio importante en la vida del menor, como cambios en la conducta, que generalmente se presentan antes en casa que en el medio escolar; cambios a veces drásticos de amistades, o descenso importante del rendimiento escolar, que indican que algo ocurre, que se está desencadenando una problemática en ese menor, para actuar a tiempo».

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