«A los niños hay que darles oportunidades para brillar»

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

XOAN A. SOLER

Aunque tras acabar la carrera de Educación Social la compostelana Laura Reyes se dedicó unos años a hacer de trotamundos, la espinita de la educación la persiguió siempre, influenciada por su madre, maestra de profesión y vocación. Así que tras devorar libros y tratados de pedagogía, un día se decidió a abrir la escuela con la que siempre había soñado y con la que no renuncia a cambiar el mundo

17 mar 2019 . Actualizado a las 05:08 h.

Conoció al que hoy es su marido en Estados Unidos, en uno de sus viajes de trotamundos, y cuando lo llevó a conocer su tierra, a él le gustó tanto Santiago que decidieron quedarse. Fue entonces, en el 2008, cuando Laura Reyes (Santiago, 1979) volvió los ojos a la educación, un mundo que nunca dejó de interesarle. «Él fue quien me hizo poner los pies en la tierra otra vez».

-¿Por qué complicarse la vida con una escuela de primaria?

- Siempre me gustaron los niños, ya de pequeña trabajaba de voluntaria en una escuela infantil, y después de hacer la carrera y volver, en el 2009 fui madre y la maternidad te cambia la vida. Sabía que tenía que hacer algo diferente para mis hijos. Primero estuve de socia con dos compañeras en una escuela infantil, Luscofusco, pero me interesaba la primaria, me gusta verlos crecer, mis hijos también iban a empezar la primaria y decidí montar Trisquel ya pensando en lo que yo consideraba que debía ser la educación, tal y como yo la entendía. Con el apoyo de mi familia y de mi pareja nos echamos los trastos a la cabeza y así empezó a gestarse todo esto. Mi principal objetivo era hacer un centro flexible en el que los alumnos pudiesen estar todos juntos, no separados por cursos.

-¿Cómo se hicieron con las instalaciones?

-Estamos en una casa con jardín alquilada en Teo, pero nos vamos a mudar, necesitamos financiación y en eso estamos. Abrimos aquí de manera provisional porque no requería una gran inversión inicial y así también veíamos cómo respondía la sociedad. Ahora queremos crecer en número de niños y en etapas y necesitamos otras instalaciones, aunque Trisquel nunca va a ser muy grande porque la idea de Trisquel es hacer familia, que todos los niños se vean, que sepan unos de otros... La idea de tribu.

-¿Cuál es el concepto?

-Empecé a hacer un proceso de investigación de diferentes metodologías y pedagogías que buscan una educación centrada en el niño, y en una etapa en la que colaboraba con la unidad de altas capacidades de la USC tuve la suerte de conocer el modelo de enriquecimiento escolar del profesor Joseph Renzulli y la profesora Sally Reis. No quería una educación que solo intentara paliar las dificultades sino que también ayudara a los niños a descubrir sus talentos, porque a los niños hay que darles oportunidades para brillar. Pero tampoco buscaba un modelo excluyente que sirviese solo para un tipo de niños. Al contrario de lo que la gente piensa, el SEM (schoolwide enrichment model) es para todos, consiste en aplicar la pedagogía del enriquecimiento a todo el alumnado. Después yo, como educadora social, quería también que el centro tuviese una parte de proyecto social, que los niños formasen parte de una comunidad y que nadie les echase atrás cualquier idea que tengan para cambiar el mundo, porque tienen ideas muy buenas. Y quería también que a pesar de ser un colegio internacional, con conexiones con otros colegios del mundo, supieran de dónde vienen, conocer su identidad y su cultura. 

-¿El currículo bebe de diferentes corrientes pedagógicas?

-Digamos que el colegio tiene un currículo propio basado no solo en la parte académica sino también en la parte social y emocional, porque un niño no puede rendir académicamente si no está bien emocionalmente, y los años de experiencia nos demostraron que eso es así, que si uno tiene un problema, lo último que quiere es aprender a sumar. Y por último, queremos que los niños tengan voz. Recogemos lo que más nos gusta de cada filosofía y lo aplicamos.

Ella tomó la delantera

Su marido, que la devolvió a sus orígenes y que la acompaña en sus sueños; su madre, que le guía en su hoja de ruta pedagógica; y sus dos hijos, el gran motor que la ponen en marcha cada día, son los ejes sobre los que gira la vida de Laura Reyes, con la escuela Trisquel como centro neurálgico. A todos ellos los une su pasión por la naturaleza y el aire libre; un día en la playa, una jornada de surf, un paseo por el bosque... Que por fin haya encontrado su sitio no quiere decir que no le siga gustando viajar, aunque casi siempre para asistir a congresos relacionados con la educación de los que regresa con nuevas ideas para su escuela. Y si no, a Huelva, donde su madre pasa parte del año. O a Estados Unidos, donde vive la familia de su marido. Y a todas horas leyendo, porque «siempre tengo que estar con un libro en la mano». O soñando, ya que no renuncia a cambiar el mundo a través de la educación. Está segura de que ocurrirá, «pero no podía esperar y me tomé la delantera». Lo hizo con Trisquel.

Mis hijos son el motor que mueve mi mundo y la razón de ser de que haya puesto en marcha un proyecto como Trisquel»

«Los alumnos no quieren irse de vacaciones, vienen muy contentos cada día al colegio»

Los 28 alumnos de Trisquel están en primaria, pero no divididos por cursos; solo para competencia lingüística o matemática se separan por niveles, no por edades. De ellos se ocupan tres educadores, una persona de apoyo y especialistas en distintas disciplinas.

-¿Es privado?

-Es independiente económicamente, vive de las cuotas de las familias, sí.

-¿Qué encuentran aquí ellos y sus padres que no tengan en una escuela ordinaria?

-Una atención más personalizada, sobre todo en los niños con necesidades específicas de apoyo educativo, cuyas familias buscan también una atención socioemocional. Y creo que también por la adquisición de responsabilidades y, en general, por el proyecto pedagógico... No sé, tendríamos que preguntarles a ellos qué los trajeron aquí. Las familias son muy diversas, pero todas tienen algo en común y es que se sienten parte de la comunidad.

-Y lo mismo los niños con necesidades especiales que con altas capacidades, ¿no?

-Trabajamos basándonos en las potencialidades. Aunque tengas una discapacidad, siempre hay algo que se te va a dar bien, puedes tener otras capacidades que es necesario desarrollar. Hay que darles a todos oportunidades para que brillen y si nos centramos en la parte que se les dan mal, no los dejamos brillar.

-¿Por qué Trisquel?

-Quería que fuese algo que tuviese que ver con Galicia, y Trisquel es un símbolo celta que se encontró en muchas partes del mundo, por lo tanto es también internacional. Y por su significado, un continuo movimiento, un aprendizaje continuo; pasado, presente y futuro; saber de dónde venimos y a dónde vamos, la conexión de cuerpo y mente, de la parte social, emocional y académica, de la parte cognitiva y la parte afectiva... Y la Q de Trisquel es la de Quintela, el apellido de mi madre, que es la que me regaló esta pasión por la educación.

-Ella estará encantada.

-Esta es la escuela que querría haber hecho ella y está encantada, es la abuela del centro a la que todos miman y abrazan.

-¿Y los niños?

-Los niños no quieren irse de vacaciones, vienen muy contentos cada día al colegio.