Alfredo Robles: «Hay demencias que, si las tratamos a tiempo, se puede detener su deterioro»

joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

El neurólogo destaca que «se ven más casos precoces y así la persona afectada puede aún tomar decisiones importantes»

17 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El impacto social de las demencias se relaciona con la mayor esperanza de vida, afirma el neurólogo Alfredo Robles: «Entre los 60 y 64 años empiezan a aumentar y ya alcanzan un 1,6 % de la población. A partir de ahí cada 6 años se duplican, y a los 90 años un 50 % de las personas están afectadas. La demencia trastoca su vida y la de una media de tres personas más que se ven involucradas para cuidarla; algunas a lo mejor tienen que dejar el trabajo para atender al enfermo con demencia, aumentan mucho los gastos o tienen que asumir tareas para las que no están preparados», afirma este especialista.

-¿Cuándo se considera que se sufre una demencia?

-Es un deterioro de funciones que llamamos cognitivas como la orientación, el lenguaje, la memoria, la capacidad de razonar, de planificar, de secuenciar; y otras funciones intelectuales. Cuando se alteran en un grado tal que la persona necesita supervisión o ayuda de otra, entonces hay demencia.

-¿Qué causa una demencia?

-Puede ser por efectos de un tratamiento, el crecimiento de un tumor, problemas de circulación del cerebro, falta de hormonas, por una enfermedad degenerativa que provoca que determinadas células del cerebro se pierdan con mayor rapidez que la que corresponde al envejecimiento fisiológico normal, y otras. El alzhéimer es la demencia más frecuente, pero hay más.

-¿Están bien asistidas?

-En la década de 1990 se despertó el interés social por las demencias. Antes, muchos casos quedaban sin diagnosticar, se atribuían a efectos de la edad, a la chochera de la vejez, a veces ni siquiera iban a consulta. Además, hasta esa década tampoco había tratamientos ni infraestructuras sociales para atenderles; no existían centros de día, ni talleres de rehabilitación cognitiva, ni zonas en las residencias para poder ingresar al enfermo si el cuidador enfermaba o tenía un accidente, o necesitaba un respiro.

-¿Nota cambios en la consulta?

-Sí. Ahora se asume que estas dolencias no son un efecto necesario de la vejez; pues hay personas con muchos años y con un envejecimiento óptimo. Cada vez llegan a consulta situaciones más precoces, lo que llamamos deterioro cognitivo ligero; hace unos años venían sobre todo cuando había transcurrido al menos un año desde que ya habían empezado los síntomas de la demencia.

-¿Qué diferencia hay entre ambas situaciones?

-Aunque pocas, hay demencias que, si las tratamos a tiempo, se puede detener su deterioro. La demencia comienza cuando la persona empieza a necesitar apoyo para actividades un poco complejas, como una operación bancaria o tomar sola el transporte público. Ese es el grado incipiente; después pasa a un grado intermedio, después más avanzado, hasta la dependencia total. Ahora se ven casos más precoces y así la persona afectada puede aún tomar decisiones importantes, como redactar un documento de instrucciones anticipadas, hacer testamento, realizar un viaje que siempre quiso, y otras; mientras que si espera más tiempo a lo mejor ya no está capacitada para esas cosas.

-¿Cómo es la evolución?

-Depende: algunos pacientes en 3 años están ya muy dependientes; otros tardan más de 15 años en llegar a un deterioro avanzado. De ahí el interés de ir a consulta al detectar cambios en las funciones intelectuales, pues a veces puede haber solución y podemos detener la demencia.

«Las personas mayores precisan más especialistas para atender su pluripatología»

Alfredo Robles inició la primera consulta gallega de neurología cognitiva en el Hospital Xeral, en 1992. En 1994 promovió la asociación Agadea; en 1999 participó en el plan gallego para ayuda a las demencias, y en el 2008 dejó la sanidad pública e inició la consulta especializada del ahora Hospital HM Rosaleda.

-¿Cómo surgió Agadea?

-En marzo de 1994 nos reunimos 14 personas, la mayoría eran mujeres, y acordamos constituir la asociación para ayudar a personas con alzhéimer y sus familias, porque empezaba a haberlas en España.

-¿Cómo valora su trayectoria?

-Me eligieron primer presidente y en 1996 pasé el testigo a Marisa Diéguez. Después vinieron Mercedes Vidal e Isabel Gey, que tienen el mérito de estar muchos años al frente e implicar a mucha gente.

-¿Funciona el plan gallego para las demencias de 1999?

-Ese plan fue una consecuencia en parte de haberse constituido más asociaciones de pacientes, en Vigo y otras ciudades gallegas; ahora hay 13 federadas. Yo también había presentado al conselleiro Romay Beccaría un documento sobre necesidades para las demencias, en 1995. Faltan cosas aún, pero desde entonces se han desarrollado infraestructuras como centros de día, residencias, talleres de memoria, y las asociaciones han proliferado para informar y formar tanto a cuidadores como a familiares. Y ahora hay más profesionales, y consultas especializadas. Antes prácticamente no había nada.

-¿Hacen falta geriatras?

-Es una especialidad que apenas hay y sería interesante. Nadie discute la necesidad de pediatras para la edad infantil; y las personas mayores precisan también más especialistas que tengan en cuenta su pluripatología y demás situaciones específicas.