La familia del niño que se clavó la jeringa sabrá en seis meses si tiene hepatitis C

Elisa Álvarez González
E. Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Xoán A. Soler

Los padres intentaron denunciar el caso en la Policía Nacional y en la local, sin éxito

10 mar 2019 . Actualizado a las 13:19 h.

Su prioridad es la salud de su hijo de dos años, por lo que los padres del pequeño que se clavó el pasado sábado 16 de febrero la aguja de una jeringa infectada con hepatitis C en una cancha próxima al hospital Gil Casares de Santiago, de momento no llevarán el caso a los tribunales. Residentes en el País Vasco, este sábado su abogado, Ángel Sáez, recibió la llamada del concejal de Medio Ambiente del Concello de Santiago, Xan Duro, quien quiso no solo mostrar su solidaridad con la familia, sino ponerse a su disposición para todo lo que hiciese falta.

Porque el terreno es titularidad del Concello y, tal y como explica el propio Duro, no es un área en la que suelan aparecer agujas, «hai puntos en zonas da cidade, pero nese parque en concreto non é dos sitios onde habitualmente aparecen». Lo cierto es que en este caso estaba allí con la fatídica mala suerte de que un pequeño se acercó a coger un balón y se clavó con ella. La familia ha querido denunciar públicamente el caso «porque a los padres les preocupaba que esto pudiese pasarle a otro niño», explica el abogado de los progenitores. Y es que además de ser una zona pública de acceso totalmente abierto, se da la casualidad de que muy cerca hay una escuela infantil.

La cancha está muy próxima al complejo hospitalario de Santiago, por lo que lo primero que hizo el padre al percatarse de que el niño se había clavado la aguja fue llevarlo a las urgencias del Clínico, en donde no solo curaron la herida sino que analizaron la sangre de la jeringa, descubriendo que estaba infectada con el virus de la hepatitis C. Al día siguiente, y para dejar constancia de lo que había ocurrido, los padres acudieron a la policía municipal a formular una denuncia, desde donde los remitieron a la nacional, pero aquí volvieron a derivarlos a la municipal, con lo que los progenitores no pudieron notificar la denuncia.

La principal preocupación es ahora descartar que el niño haya sido infectado. Los primeros análisis han adelantado que el pequeño no tiene el virus, pero tal y como explicaron los sanitarios a los padres, la hepatitis C tarda hasta seis meses en aparecer, por lo que tendrá que seguir haciéndose pruebas hasta entonces.

Por su parte, el Concello de Santiago asegura que tanto la concesionaria del servicio de parques y jardines como la que se encarga de la recogida de basuras, así como la Policía Local y la Unidad Municipal de Atención a Drogodependencias, trabajan conjuntamente para detectar posibles zonas en las que se tiren jeringas, pero Xan Duro asegura que en este caso fue un hecho aislado. Desde el Concello apelan a que si cualquier ciudadano se encuentra una aguja, avise directamente a la Policía Local, «e vaise recoller», apunta el concejal.

El abogado de la familia insiste en la intención de los padres en dar a conocer el caso para que no vuelva a ocurrir un accidente similar, y para que las familia estén especialmente vigilantes. Sobre una posible denuncia en los juzgados, en términos jurídicos habría que esperar también a que se descarte el virus en el pequeño, ya que no se pueden establecer criterios a efectos de daños hasta entonces.

La familia había viajado a Santiago desde el País Vasco para visitar a unos familiares

Fue un cúmulo de mala suerte. Porque el pequeño que se clavó la jeringuilla infectada ni siquiera vive en Santiago. Había viajado con su familia desde el País Vasco para visitar a unos familiares, y ese día, el pasado sábado 16 de febrero, estaba jugando con su padre en la cancha deportiva que hay en la zona verde próxima al complejo hospitalario. Era media tarde, en torno a las 17 horas, cuando la pelota se escapó hasta una canalización y el niño fue corriendo a buscarla.

Fue en ese momento cuando se pinchó con la aguja que había sido utilizada por un toxicómano y que tiró allí. El padre acudió corriendo cuando el pequeño se puso a llorar e inmediatamente lo llevó al Clínico, pero la angustia de la familia hasta que se descarte finalmente el contagio del virus de la hepatitis C es algo que ya no olvidarán. Por eso alertan de una situación por la que no quieren que vuelva a pasar ninguna otra familia.