La Audiencia absuelve a todos los acusados por el caso Trucarro

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Tras anular las escuchas telefónicas y el resto de pruebas, no ve probado que manipularan los cuentakilómetros de coches para elevar su precio de venta

07 feb 2019 . Actualizado a las 13:09 h.

No ha habido sorpresas y la sección compostelana de la Audiencia Provincial de A Coruña ha absuelto a todos los acusados en la llamada operación Trucarro, un enorme escándalo surgido hace más de una década en el que cientos de concesionarios y talleres de toda Galicia se vieron implicados en una presunta trama por la que se manipulaban los cuentakilómetros de coches para elevar su precio en el mercado de segunda mano.

La sentencia recoge en sus hechos probados que «no ha quedado acreditado que los acusados llevaran a cabo una actividad preordenada a la venta de vehículos de segunda mano generando una apariencia de kilómetros recorridos que no se correspondía con la realidad». Un escueto epitafio a un caso que hizo correr ríos de tinta, que se torció con una larguísima y lenta instrucción y que culminó su fracaso cuando el tribunal, presidido por el presidente de la sección, el magistrado Ángel Pantín, dictaminó en la vista preliminar del juicio que las escuchas telefónicas que dieron lugar a toda la investigación policial eran nulas por un defecto de forma. Una decisión que afectaba al resto de las pruebas por estar contaminadas por la nulidad de las grabaciones de las conversaciones.

Por tanto, el fallo absuelve a los 16 acusados de los delitos de estafa y falsedad que se les habían atribuido. En todos los casos se han declarado las costas de oficio.

El tribunal es muy consciente del alcance que tuvo su decisión y señala en la sentencia que «el devenir del presente procedimiento ha venido marcado por la decisión del tribunal de anular en el trámite de cuestiones previas las intervenciones telefónicas con las que se ha iniciado la investigación y que han dado lugar a la obtención de otras fuentes de prueba a lo largo de la instrucción hasta el punto de que, tal y como han reconocido las partes, de manera prácticamente unánime, sin las escuchas no es posible celebrar el juicio porque la nulidad de las mismas determina que todas las demás pruebas estén contaminadas al haberse obtenido toda la información a raíz de ellas».

El tribunal deja muy claro en su sentencia que el fracaso del caso Trucarro no puede atribuírsele a los magistrados de la Audiencia, sino a la «actitud pasiva» que consideran que mantuvieron tanto del fiscal como las acusaciones particulares ante la impugnación de las escuchas telefónicas, ya que resalta que no trataron de «acreditar su legitimidad una vez que una de las defensas las impugnó meses antes del comienzo del juicio».

A los magistrados también les llama la atención que «tampoco reaccionaron cuando fue planteada en el trámite de cuestiones previas, ni días después cuando se reanudó el juicio y el tribunal preguntó a las partes si existía algún obstáculo a que se resolviese la nulidad de las escuchas planteada». El fiscal trató de hacerlo después de que la sala ya hubiese decretado la impugnación de la principal prueba del caso, aportando la documentación que faltaba, pero los jueces advierten que en ese momento su petición era ya «claramente improcedente por extemporánea».

Los ahora absueltos son los últimos acusados que quedaban en un proceso que llegó a contar con más de ochenta imputados. Muchos llegaron a acuerdos con los perjudicados para evitar las acusaciones formales y otros tantos pactaron con la Fiscalía antes de la vista oral condenas menores de pocos meses de prisión y compensaciones a los perjudicados. Quedaron solo 16 implicados.

El principal encausado era el alemán Johann Grimm, el único que llegó a estar en prisión provisional por el caso y que se enfrentaba a hasta siete años de prisión. Él era el dueño del taller en O Milladoiro (Ames) en el que la Guardia Civil aseguró que se había desarrollado el programa informático que permitía la manipulación de los cuentakilómetros. Su abogado, Evaristo Nogueira, fue el que defendió ante la Audiencia la nulidad de las escuchas y al él se le sumaron el resto de defensas.