La iglesia franciscana se estrenó en la misa del peregrino con una discreta asistencia

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Entre los presentes, había turistas, religiosos y peregrinos que fueron redirigidos a última hora desde la Catedral

16 dic 2019 . Actualizado a las 15:18 h.

Son las 11.50 horas y en la única puerta de entrada y salida de la Catedral, la de Praterías, se amontonan una decena de mochilas de peregrinos. Es de un grupo de coreanos que llegó a Compostela haciendo la ruta jacobea desde Pamplona. Como ellos, frente al altar mayor, hay algún que otro despistado esperando a que dé comienzo la misa del peregrino en la basílica santiaguesa. Allí lleva celebrándose este ritual litúrgico desde que en 1976 el arzobispo Ángel Suquía lo instauró tal. Desde entonces siempre ha sido así, salvo en contadas excepciones, como durante las multitudinarias misas del peregrino presididas por el papa Benedicto XVI en el Obradoiro (2010) o por Juan Pablo II en el Monte do Gozo (1982).

Ayer era el primer día en que se trasladaba el culto a otros templos, para dar comienzo a las obras en el interior de la Catedral. Y, a pesar de haberse anunciado con suficiente antelación, no todos llegaron a enterarse. A unos 300 metros de allí, en San Francisco, comenzaba la misa del peregrino ante poco más de una docena y media de personas. Fueron llegando luego otros rezagados. Entre ellos, el grupo de coreanos, formado por 11 personas, a los que avisó de la reubicación de la misa del peregrino el personal de la basílica. Se juntaron finalmente cerca de cuarenta personas ­­-sin contar los profesionales de los medios de comunicación que fueron a cubrir un hecho extraordinario como este-, dispersas entre dos hileras de bancos desolados, en un día invernal y laborable (salvo para los universitarios, al coincidir con Santo Tomás de Aquino).

A diferencia de en la Catedral, los peregrinos sí pudieron acceder a la iglesia franciscana con sus mochilas, que dejaron junto a las columnas de la nave central, aún empapadas por el chaparrón que cayó esta mañana. El canónigo Salvador Domato se encargó de oficiar esta primera del peregrino extracatedralicia, quien destacó cómo «los padres franciscanos, con exquisita amabilidad, nos acogen», una orden que además, añadió, lleva alentando el espíritu de la peregrinación de San Francisco de Asís a Compostela. De hecho, nada más entrar, en uno de los tablones, las imágenes de varios viajeros que emprendieron el Camino de Asís.

Aún habiendo llegado a la celebración a tiempo, el grupo de coreanos se mostró un tanto decepcionado por no haber podido asistir a la tradicional misa del peregrino en la Catedral. Entre los asistentes también estaba una pareja de Gijón que ya habían tenido ocasión de visitar antes la capital gallega y de presenciar esta liturgia en la basílica.

Aunque sin la pompa del imponente altar mayor de la Catedral, que sigue abierta visitas, el templo de San Francisco recibe a los peregrinos en un espacio mucho más humilde, aunque con numerosos tesoros por descubrir. El primero de ellos, el órgano de 1890 restaurado de la casa Richard Ibach de Barmén (Alemania) que suena desde la parte alta durante la celebración de la misa del peregrino. Esta se mantendrá en la iglesia franciscana previsiblemente, hasta entrado el 2020, cuando se culminen las obras en la basílica dedicada al Apóstol, cuya figura sigue recibiendo abrazos en el altar mayor y visitas su sepulcro.