Sánchez Salorio presenta «La lección del sábado», una terapia contra la soledad

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez LA VOZ / SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

Sandra Alonso

«Complacer a los amigos», confesó el oftalmólogo, es una de las fuentes del libro

17 ene 2019 . Actualizado a las 13:58 h.

Cosechó risas, cosechó aplausos, y cosechó un nuevo zaguán. Manuel Sánchez Salorio, médico y catedrático, presentó en Santiago su último libro, La lección del sábado, en el que recoge los artículos publicados en La Voz de Galicia durante estos años. Rodeado de amigos y compañeros de profesión, el profesor Salorio escuchó los halagos que fueron desgranado sobre su persona los presentadores del acto, Ramón Villares y Xosé Luís Barreiro Rivas; el editor de El Cercano, Moncho Conde-Corbal; y el presidente de la Xunta, Núñez Feijoo. Y después intervino, pausado, pidiendo sugerencias para otro seudónimo, porque en el suyo, Doktor Pseudonimus, ya no se reconocía ante tanto cumplido. Aludió a Mondino de Luzzi, quien resumía en tres las razones para enseñar, ejercitar la inteligencia, sacar alguna cosa del olvido y complacer a los amigos, y admitió que en su caso las palabras del libro derivan casi todas de una fuente, «complacer a los amigos». Escribir es para él «una terapia contra la soledad», y un duro deseo, como decía Paul Éluard, de durar. No le hicieron falta a Sánchez Salorio las gafas que dejó olvidadas para meterse al auditorio en el bolsillo relatando al final de la presentación un nuevo zaguán, el de Faustino Santalices, familiar del presidente del Parlamento, allí presente, hijo del famoso gaiteiro y zanfonista Faustino Santalices, y quien además de ser oftalmólogo y gran amigo de Salorio, como buen ourensano que era solventó el problema del afilado del instrumental quirúrgico oftalmológico en España.

Feijoo destaca la capacidad del profesor para buscar puentes 

Núñez Feijoo quiso acompañar al profesor Salorio en la presentación del libro y destacó su capacidad para buscar en la obra «pontes e vencellos» en un momento en el que la fragmentación parece ser el sino del mundo actual. También hubo espacio para las anécdotas, y Feijoo recordó uno de sus fugaces momentos felices como presidente de la Xunta cuando concedió la medalla de oro de Galicia al prestigioso oftalmólogo, «sempre crin que entre el e un dos seus cuñados, Romay Beccaría, había certa rivalidade», así que en el momento de otorgar esa medalla dudó en a quién debía ir primero, «como político a Romay, pero como galego a Salorio», apuntó finalmente.

Tanto Barreiro Rivas como Ramón Villares realizaron una estudiada presentación del libro, «porque Salorio non necesita presentación», apuntó el primero; mientras que el editor, Moncho Conde-Corbal, agradeció la confianza del médico en este pequeño sello ourensano.