Hartazgo entre los profesores de la USC: crecen las jubilaciones voluntarias

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Se concentran en ciencias y ciencias sociales, las áreas con mayor sobrecarga docente y condiciones de trabajo más adversas

16 ene 2019 . Actualizado a las 19:28 h.

Son los que llevaron la universidad del franquismo a la democracia. Entraron masivamente en un sistema en expansión. Y, ahora, 40 años después, con el deber cumplido y ya peinando canas, salen también de forma masiva. La USC lleva afrontando años de jubilaciones masivas. Las hay forzosas -los docentes tienen que retirarse obligatoriamente al cumplir 70 años- pero también voluntarias, que se puede solicitar en cualquier momento entre los 65 y los 70. El hartazgo está haciendo mella en los docentes, sobre todo de las áreas de ciencias y de ciencias sociales, que están pidiendo jubilarse de manera voluntaria. Solo el año pasado, 22 docentes colgaron la muceta antes de llegar a la edad límite de 70 años. La espantada es especialmente sangrante en el caso de los titulares. En el 2018, las jubilaciones voluntarias casi duplicaron las forzosas: 16 frente a nueve.

«As xubilacións afectan de xeito moi diferente a diferentes áreas. Non destacaría unha sobre outra, pero o que si observamos é un incremento no número de xubilacións adiantadas». Lo explica el vicerrector de Profesorado, Ernesto González Seoane, que reconoce que la degradación de las condiciones de trabajo y la presión a la que se ha sometido al profesorado durante los años de crisis ha acabado llevando a muchos a decidir irse de manera voluntaria y antes de llegar a la edad tope. «Estas xubilacións adiantadas están afectando máis a aquelas áreas que teñen máis sobrecarga docente, que son ciencias e ciencias sociais». El profesorado sufre mayor presión de carga docente «e as condicións de traballo son máis adversas nalgunhas áreas».

¿Consecuencias? Mayor problema de planificación en una situación que durante los últimos años ya ha sido de supervivencia. «Nós temos que partir dos únicos datos que podemos ter que son fiables, temos que facer o cálculo sobre xubilacións forzosas». La cantidad es estremecedora. En cinco años, cumplirán 70 años casi doscientos profesores de la USC, a razón de entre 25 y 45 cada año. El cuadro va marcando una previsión anual que puede cambiar en cualquier momento. Quizá los 46 docentes que llegan a la jubilación forzosa en el 2022 decidan irse en el 2020, cuando por el momento hay previstas 25 jubilaciones.

«É un problema, porque precisamente estas xubilacións deberían permitirnos reequilibrar» las distintas áreas, «pero se precisamente se concentran naquelas áreas que están máis necesitadas non damos abasto». Entonces, ¿qué? El equipo rectoral quiere seguir una política  «continuada e persistente» que combine estabilización con promoción, pero lo principal es asegurarse el relevo generacional. Dejar que entre savia nueva en una institución cinco veces centenaria para que esos jóvenes investigadores lleven a la USC a una nueva etapa. «É certo que este é un novo ciclo  e temos que afrontalo investindo en capital humano», afirma González Seoane, que califica de «impresentable» la actual media de edad del cuadro docente compostelano, bastante por encima de los 50 años. 

 Estabilizar y promocionar

«Temos que ser firmes para que en catro anos unha parte do profesorado sexa reposto e reemprazado» y empequeñecer dos bolsas de personal que ha dejado la crisis y unas tasas de reposición que durante años fueron asfixiantes. Por una parte, está el personal que ha aguantado con contratos precarios y por otra, la de profesores con trayectorias muy destacadas que están acreditados para catedráticos y titulares no han tenido la oportunidad de promocionar.

Estabilizar es «ofrecer contratos razoables a persoas que acrediten unha actividade docente e investigadora de calidade e que están ocupando postos precarios», principalmente a través de figuras que permitan rebajar la edad media, especialmente a través de contratos de ayudante doctor.

Y luego están las expectativas de promoción, que deben ser atendidas para evitar una posible desilusión y desánimo. Así que a falta de cifras concretas de tasa de reposición, el equipo rectoral planifica sobre el año pasado: un 100 %. Eso supone 53 bajas del 2018 más otras cuatro de promociones internas -de contratado doctor a titular- que no han consumido tasa de reposición.