Luca no dejó comer las uvas a sus padres

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Numerosos jóvenes celebraron la llegada del 2019 en las calles y locales de hostelería hasta el amanecer

02 ene 2019 . Actualizado a las 18:12 h.

Cuando eran las 3.09 de la madrugada y miles de jóvenes celebraban por todo lo alto la llegada del 2019, Luca vino al mundo para alegría de sus padres, Verónica Cassio y Maylon da Cruz, brasileño, afincados en Lalín desde hace más de diez años. A las once y media de la noche, Verónica no pudo aguantar más en su casa y puso rumbo a Santiago junto a Maylon, que se quedaron sin tomar las uvas de la suerte. «Las contracciones con los baches fueron lo peor», comentaba Verónica solo unas horas después de que su segundo hijo llegará a la vida. Luca, que pesó 3,6 kilos, permanecía ayer ajeno al ajetreo propio del primer niño nacido en Santiago, en el 2019. Sus padres, pasadas las doce del mediodía, aguardaban a que llegará Matteo, su primer hijo, para conocer a su hermano.

La primera madrugada y mañana del 2019 fue un reflejo de la noche. Numerosos grupos de personas se resistían a poner fin a la fiesta y, sin incidentes graves, apuraban sus copas en los locales de última hora, y el chocolate con churros en las cafeterías, que abrieron desde las seis de la mañana. Algunos, con más hambre de la habitual, optaron por el pollo asado, los callos y raciones de pizza para llenar el estomago antes de ir a descansar. En las paradas de taxi, antes de empezar el servicio de transporte urbano, las colas de chavales no pararon de crecer hasta casi las nueve de la mañana.

Los servicios municipales de limpieza se mezclaron, desde la siete de la mañana con los más noctámbulos, para recoger los restos de la larga noche. En el casco histórico, pasadas las nueve, aún quedaban grupos de fiesta y mucha basura.