El cero trae la suerte de nuevo a Compostela

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Muchos huyen de las combinaciones bajas, pero han sido las que más fortuna repartieron

23 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El primer gordo que vino a parar a Santiago, hace once años, era un número que empezaba por cero (06381), pero también el que cayó ayer en la capital gallega. El 03347 desataba las celebraciones desde San Marcos hasta Castiñeiriño, pasando por el Ensanche. Aunque muchos huyen de las combinaciones bajas, estas parece que están tocadas con la varita de la suerte en la zona de Compostela, ya que los otros dos quintos premios también llevan el cero al frente.

«Aquí no colgamos en ventanilla décimos inferiores a 10000, porque no gusta que empiecen por cero. Por eso sé que el décimo premiado que vendimos de 6.000 euros fue por terminal», explicaba sobre el mal fario que rodea al cero el responsable de casa de venta de lotería, frutos secos y golosinas de la praza da Inmaculada. Lo cierto es que el cero trajo de nuevo mucha alegría a la capital, especialmente en los lugares donde tocaron los once billetes del gordo. «Estamos cantando y celebrando como si nos hubiese tocado a nosotros», indicaban desde la administración de Castiñeiro, donde despacharon uno de los tres décimos sueltos dotados con 400.000 euros vendidos en el sur de la ciudad.

En sus administraciones de Santiago de Chile y A Rosa, Mariola Cortizo y Concepción Quiles vivían los minutos posteriores al sorteo, casi, como si el gordo les hubiese tocado a ellas. Ante tres botellas de cava a punto de descorche, Mariola recordaba que su madre repartió hace unos años un quinto premio del sorteo de Navidad, y expresaba un sentir extrapolable a toda la sociedad compostelana: «Parece que está llegando la suerte, nos lo merecemos». Concepción Quiles, que recientemente repartió un primer premio de un sorteo ordinario de la lotería, se deshacía en nervios en espera de que le confirmaran el número de décimos vendidos. Sabía de uno que se despachó por terminal, y tenía la esperanza de más. Al final, como en los otros dos casos, fue solo uno. «Me he quedado un poco desinflada, esperaba que fuese más», decía un tanto decepcionada la titular de El Filón de Oro.

El mayor pedazo del pastel fue servido por la Raxería San Marcos. Allí no había ni pizca de decepción, sino muchos comentarios, en tono de confidencia, entre los muchos clientes sentados a la barra o en las mesas del comedor. Javier Suárez asumió la titularidad del establecimiento hace dos años, después de casi dos décadas trabajando en él como empleado. Pero como el día de ayer, no hubo ninguno. Sonríe ante la pregunta de si sabe quién o quiénes son los afortunados, y responde que no, aunque cree que pueden ser vecinos de la zona. Atiende con asombrosa paciencia a los medios de comunicación y al mismo tiempo a sus clientes, y enseña la lista de números anotados en un papel en el que estaba el 03347 de los ocho décimos -3,2 millones de euros- ocupando la tercera posición entre los acabados en 47. Los otros dos se habían agotado. ¿Por qué la terminación 47? «Gústanme eses números. Eu nacín no 74 pero como na Primitiva non o hai, na lotería de Nadal ofrecín números acabados en 74 e 47. Colleunos quen quixo».

Ni un año abiertos y toca

A poco más de cinco kilómetros del centro de Santiago, en la travesía de Montouto, empezaba a correr el champán cuando se supo que el gordo había dejado allí más de 6 millones de euros. Pese a la gran expectación, no llegó a aparecer o dar noticias de vida ninguno de los afortunados. Es el primer premio importante que da administración que dirigen Alba Vinque y su marido, que se trasladaron esta primavera al local donde ayer celebraban su primer gordo. «No llevamos ni un año aquí y ya tocó», decía una de sus empleadas, Rosa Liñares.