«No solo tienen que estar vivas las piedras, la gente debe implicarse»

Mila Méndez Otero
m. méndez A CORUÑA / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

10 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los cascos viejos son su pasión y su trabajo. Son el título de la asignatura que Alfredo Vigo Trasancos (Ferrol, 1951) imparte en el máster de Xestión do Patrimonio de la USC. Este catedrático de Historia del Arte y profesor de Historia del Urbanismo tiene que claro que el carácter de las urbes brota de las raíces de sus calles empedradas.

-¿Por qué debe ser una prioridad la conservación de las zonas monumentales?

-Porque cuando uno piensa en París, piensa en el Arco del Triunfo o en la plaza de la Concordia. Estamos atrapados por las imágenes que reconocemos e identificamos como referentes. Son las que marcan la personalidad de un lugar.

-¿Qué lleva a su deterioro?

-No dejan de ser un reflejo de la salud de la economía local. Del grado de vitalidad de su ciudad. Ferrol Vello se deterioró porque la ciudad pasó de tener cerca de 90.000 habitantes a los 65.000 actuales.

-¿Suspende a los dirigentes locales?

-No solo hay que señalar a los ayuntamientos. También está la Xunta, de la que dependen organismos como Patrimonio. Los poderes públicos son los que pueden inyectar vida. Pero, no es menos importante el papel de los vecinos. Son ellos los primeros interesados. Cuando declararon a Santiago patrimonio de la humanidad su población asumió la importancia de su casco histórico. Hoy todos estamos más preparados y somos más conscientes.

-¿Hay que destinar más fondos a la rehabilitación?

-Siempre prefiero que se rehabilite lo que hay a que se cree obra nueva, pero no es solo un problema de conservación, sino de cambio de perfil de sus habitantes. Se están despoblando y convirtiendo en un decorado. El ejemplo más claro es Santiago.

-¿Cuál es su diagnóstico de este casco patrimonio de la humanidad?

-El casco está estupendo en este momento, no hay color a cómo estaba en los 60, cuando me vine a estudiar aquí. El problema es el público variopinto que lo transita. A veces no deja ver a la gente del lugar.

-¿Cómo se puede retener a los vecinos?

-No solo hay que restaurar. Hay que convertir estas zonas en lugares habitables a todos los niveles: de residencia y comercio. En A Coruña me preocupa ver cómo la vida comercial se está alejando de su Ciudad Vieja.

-¿La despoblación no es un problema exclusivo del rural?

-No, para nada, y un casco histórico solo se recupera cuando hay vida en él. No solo tienen que estar vivas las piedras, la gente tiene que implicarse, estar allí. Eso es lo que garantiza una buena salud urbana.

-Como en el rural, ¿los barrios históricos también se necesitan jóvenes?

-La vida siempre es juvenil. Hay que estimular las ayudas al alquiler en estos puntos. Y, muy importante, mejorar los servicios. No me refiero a aparcar, sino a que llegue el 5G.

-La rehabilitación parece la eterna asignatura pendiente...

-No tiene fácil solución pero hay que pensar en ello. No hay soluciones si uno no se pone.