Mónica García: «No hay que idealizar el pueblo pero sí poner la mirada en la despoblación»

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

CEDIDA

La bailarina se estrena como actriz en la cinta «Con el viento»

01 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Es parca en palabras pero derrocha emociones. Con el viento, la primera ficción de Meritxell Colell, que sigue cercana al documental, es también la primera película de la bailarina y coreógrafa Mónica García. A su personaje, también Mónica, lo que le permite conectar con el torbellino emocional que la envuelve al volver al pueblo por la muerte de su padre.

-¿Quién es Mónica?

-Mónica es una mujer con una vocación, la danza, que la lleva a alejarse de su casa, lo que supone alejarse de las raíces de lo que más se quiere, alejarse de los vínculos, y poco a poco esta distancia se va haciendo cada vez mayor. Mónica, en el momento en el que la encontramos, está herida, con una herida grande, profunda, dentro, y esta herida tiene mucho que ver con este no querer ver lo que verdaderamente nos pasa por dentro. Siempre lo digo, hay gente que mete un poco en un cajón o debajo de un cojín las cosas más turbias, o que más le perturban emocionalmente y no pueden mirar hacia ellas. Esto es un poco lo que le pasa a Mónica. La muerte de su padre abre de golpe y de todo la herida. La vuelta a casa, que es lo que le duele, le hace enfrentarse un poquito con su miedo, que al final es lo que todos tenemos. Cuando peor estás lo que tienes es miedo.

-Es una película sobre la reconstrucción de vínculos pero sobre todo sobre la propia reconstrucción.

-Exactamente. Todos nosotros nos construimos a través de muchas cosas y una de ellas es a través de la familia, de los vínculos afectivos, para bien o para mal, a la contra o a favor. Mónica en un principio, dedicándose a lo que se dedica y teniendo la sensibilidad que tiene no es el tipo de persona que se aleja de los vínculos familiares, pero lo ha hecho. Lo ha hecho y ha sido también una necesidad. Quizá el hecho de alejarse físicamente le ha impuesto de alguna manera el alejarse emocionalmente, porque quizá es demasiado duro, ¿no? Al estar tan lejos creo que ella misma fue escondiéndose. Yo digo también que es una película que habla mucho sobre el amor y sobre la vida. Es una película de detalles, que tiene mucho que ver con el tiempo en el rural. Es el tiempo de la observación, de la caricia. Es el tiempo del amor. Esta película habla de eso también, de ese otro tiempo.

-Es una reivindicación del mundo rural también.

-A mí me gusta mucho cual es la mirada de Meritxell hacia el pueblo, cual es la mirada de esta película. No es sentimental o hipernostálgica. Es una mirada realista, porque es a través de los ojos de Pilar, de la madre. La gente de los pueblos tiene un diálogo con su día a día y con las cosas muy distinto al que tenemos la gente que no vivimos en los pueblos. Creo que la gente que no vivimos allí, que nos acercamos a los pueblos desde otro lugar, quizá sí mantenemos o conservamos esta mirada como un poco sentimentalista. Aquí en la película esa mirada no está. No hay un lirismo, como decirlo...

-No es condescendiente.

-Es una mirada muy honesta, que relata lo que hay.

-Se ve claramente en una escena Pilar quiere tirar todo porque se va a un piso y su nieta quiere guardarlo.

-Sí, exactamente. Es muy realista. La gente del pueblo es más práctica, más realista y que no se deja arrastrar. A veces idealizamos mucho el pueblo, la vida en el campo más que el pueblo. Y la vida en el campo es dura también. Esto la gente que vive allí lo sabe. No tenemos que idealizarlo pero tenemos que poner una mirada sobre lo que está pasando en España y esta despoblación absoluta, que en Galicia también sabemos bastante: pueblos enteros vacíos.

La película. Con el viento es la historia de la vuelta a casa de Mónica al morir su padre y de como reconstruye sus afectos.

El encuentro. Numax organiza hoy un coloquio con la directora, Meritxell Colell (11.00 horas) y mañana también con la actriz Mónica García.