Expertos alertan de que los árboles precisan controles y tratamientos por el riesgo de caídas

La Voz

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Descartan que los últimos desplomes en Santiago se deban a una enfermedad común y piden podas

29 nov 2018 . Actualizado a las 16:18 h.

Los árboles y ramas caídos en el último mes en Santiago, a causa de la borrasca Beatriz y después de esta, han despertado todas las alarmas sobre el estado de los ejemplares en las zonas afectadas, la del Campus Vida, la Alameda y la carballeira de San Lourenzo, principalmente. Sin embargo, los expertos descartan que una enfermedad común esté detrás de tanto desplome. Sostienen que se debe, más bien, a un proceso natural de envejecimiento y a la exposición a agentes meteorológicos adversos, ante los que es necesario extremar los controles y realizar un mantenimiento preventivo para evitar daños personales, materiales y medioambientales.

«Los árboles, como las personas, acumulan años y sufren cada vez más achaques. Es una condición que va acompañando a la vida de los vegetales, que tiene un límite. Con el paso del tiempo hay pudriciones internas por distintas razones, problemas en las raíces o surgen huecos por los hongos que afectan al sistema», indica Jesús Izco Sevillano, catedrático de Botánica de la Universidade de Santiago, ya jubilado. «Es decir, no hay una epidemia como la gripe que esté afectando a los ejemplares. Que se caigan árboles de cierta edad o cuando hay vendavales, recordemos el Hortensia, o con las rachas de viento de estos días, es normal», continúa.

«Hay una cuestión clave y es que hemos tenido un año muy bueno, Hubo un arranque del otoño con mucha luz y poca nubosidad, por que el sistema de fotoperíodo y mantenimiento del árbol se prolonga, lo que hace que estén aún con hojas como si estuviéramos en el mes de septiembre. Eso supone más volumen en la copa y, por tanto, ofrecen más resistencia al viento, al tiempo que la cantidad de agua que soportan es mucho mayor y eso favorece que acaben partiéndose o cayendo si el terreno está blando por la acumulación de agua», señala Izco.

«Otra cuestión es si esos árboles estaban en buenas condiciones», subraya el botánico, quien sostiene que es «es necesario que haya un control de los ejemplares al igual que se hace con los tejados cuando se acerca el invierno». «El árbol necesita sistemas de poda, tratamiento fitosanitario y remedios contra la pudrición adecuados; que desconozco si se llevan a cabo. No se trata simplemente de quitar las hojas del suelo. Y eso, evidentemente, cuesta dinero», sentencia. En esta cuestión incidían precisamente los vecinos de San Lourenzo, que consideran que el roble centenario desplomado este fin de semana era la crónica de una muerte anunciada y se podría haber evitado.

Raxoi dice que «todas pasan, como mínimo, unha revisión anual»

«Todas as árbores da cidade pasan, como mínimo, unha revisión anual, que poden ser máis en función da súa catalogación. De detectar algún problema, son máis frecuentes», indica Raxoi sobre el mantenimiento en los parques.

El concejal Xan Duro explicó sobre San Lourenzo que «mantemos estudos constantes tanto nesta carballeira como nas de Santa Susana e Zeca Afonso, que son as tres históricas da cidade. O último estudo que se fixo desas árbores é do 29 de outubro deste ano e nel se detecta unha serie de exemplares afectados pero que non están en risco de derrube», como en el caso del roble centenario caído. Dice que la acumulación de agua en la copa, unida al reblandecimiento del terreno, determinaron este desenlace. «Hai que ter en conta que é unha carballeira recollida no Catálogo Galego de Árbores Senlleiras e que está en zona de afectación do Camiño, polo que é unha actuación que ten que autorizar a Xunta, a cal xa lle demos parte, e estaremos a disposición do que eles nos digan, pero o Concello non pode intervir nunha carballeira patrimonial como esta sen permiso de Patrimonio e Medio Ambiente», apuntó.