La circunvalación que revolucionó la movilidad en Santiago cumple 30 años

s. lorenzo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

XOAN A. SOLER

Hasta la apertura del trazado, los vehículos que iban desde A Coruña hacia el sur salían en San Lázaro

18 nov 2018 . Actualizado a las 13:46 h.

Hace 30 años, 400 pesetas daban para comprar un bonobús de diez viajes y aún sobraba para tomar un café. O para hacerse con 16 unidades del helado de moda, que tenía y tiene nombre de dedo aunque simulaba la mano entera. Pero esas 400 pesetas de entonces también permitían realizar por autopista el trayecto entre Santiago y A Coruña. Era el importe del peaje el 15 de noviembre de 1988, cuando entró en servicio el trazado gratuito de la AP-9 en el tramo que circunvala Compostela. Los 2,40 euros que equivalen en la actualidad a aquellas 400 pesetas apenas dan para un par de desplazamientos en autobús, no permiten adquirir siquiera dos unidades de aquel refrescante helado y apenas son suficientes para viajar por la vía de pago hasta Ordes. Cuesta 2,45. Y el recorrido completo entre Santiago y A Coruña ya requiere desembolsar 6,50 euros, tras el aumento de tarifas que entró en vigor el 31 de octubre. Es casi el triple del importe del peaje en ese trayecto hace 30 años.

El nuevo trazado gratuito de 7,7 kilómetros beneficiaba por igual a los conductores que circulaban entre el sur y el norte de Santiago que a los que hacían recorridos más largos. La ventaja para los compostelanos era evidente, ya que dejaban atrás la vieja carretera de circunvalación que por entonces ya amenazaba con un colapso circulatorio inminente. Y a los que viajaban desde A Coruña con dirección al sur de la comunidad el nuevo itinerario de la AP-9 les ahorraba el engorro de tener que abandonar la vía de pago en San Lázaro. Aunque la apertura de la circunvalación no evitaba realizar un trayecto todavía amplio por la N-550, porque cuando ese trazado se estrenó aún estaban pendientes de adjudicación las obras del enlace entre Santiago sur y Padrón.

Desde entonces, y con la salvedad de la caída de la actividad derivada de la crisis económica, el negocio de Audasa no ha dejado de crecer. También lo ha hecho la propia infraestructura. El último tramo que entró en servicio en el área fueron los accesos que permiten circular entre Santiago y Sigüeiro, que resolvieron con retraso una vieja demanda de los vecinos. Pero la capacidad de la propia circunvalación ha sido ampliada, con cargo, por cierto, a los peajes que abonan los usuarios. La incorporación de un carril más en cada sentido ha descongestionado un trazado cuya elevada intensidad circulatoria en horas punta taponaba incluso los accesos de la zona norte. Aunque este problema todavía está a la espera de la solución definitiva que debe llegar con la construcción del enlace orbital, el efecto de la ampliación para desatascar el tráfico en la zona es evidente. El alivió será aún mayor cuando esté listo el otro enlace pendiente, el del Gaiás, de interés para los compostelanos, especialmente para los residentes en Fontiñas y Sar, porque supondrá un nuevo acceso directo de la AP-9 al centro urbano.

La paradoja es que estas y otras mejoras que favorecen a todos los usuarios de la vía de pago no impiden que algunos vecinos estén ahora peor servidos de lo que estaban en 1988. La circunvalación gratuita incluyó la construcción de pasos elevados que permitían a los residentes en Angrois, Aríns y Viso acceder con los tractores y la maquinaria agrícola a sus fincas. La ampliación se ha llevado por delante los tres puentes que les daban servicio. Para ellos, el progreso ha sido un retroceso. De 30 años.

Una ciudad rodeada de peajes que sigue esperando por el enlace con su principal motor industrial

El hecho de que el tramo de la AP-9 que circunvala Santiago sea libre de peaje puede llamar a engaño sobre la realidad de una ciudad en la que prácticamente cualquier red viaria de alta capacidad obliga a pasar por caja. Así sucede para viajar, además de por todo el corredor atlántico, hacia Lalín y Ourense (AP-53) o con dirección a Lugo, donde, veinte años después de la apertura del tramo de la autovía A-54 que lleva a Lavacolla, la única alternativa de alta capacidad a la N-547 sigue requiriendo transitar por la AP-9 hasta enlazar con la A-6. Y el desplazamiento por la autovía de Brión, que es la de mayor tráfico de Galicia, no tiene cabinas, aunque sí un peaje en la sombra que abonan todos los gallegos a través de sus impuestos.

Esta ciudad de la que solo se sale pagando sigue a la espera de que Fomento construya el enlace orbital, la conexión directa de los polígonos del Tambre, A Sionlla y Costa Vella con la AP-9. Esta infraestructura, que solventaría de forma definitiva el tapón del acceso norte a la autopista, es la principal demanda de Santiago en relación con su red viaria. El anterior equipo de Fomento dejó presupuestado un proyecto errático que sometió a diversos ajustes en su estimación de coste que multiplicaron las dudas sobre si respondería a la actuación que la ciudad reclama. Los nuevos gestores deberán ejecutar el compromiso que asumen.

Ese interrogante no es el único. La puesta en servicio del enlace del Gaiás requerirá una reurbanización en Sar para atender el flujo de tráfico que generará de entrada y salida de la ciudad. Complicada tarea para el Concello.

Entre la navallada y el gratis total hay muchas opciones

 

Carlos G. Cumplido

Nuestros conciudadanos han percibido la AP-9 de forma un tanto visceral y poco reflexiva. Probablemente, porque su diseño, ejecución y posteriores modificaciones no estuvieron presididas por un criterio acertado y comúnmente aceptado. Para ejemplo, las sucesivas ampliaciones del plazo de explotación (ya estamos en 2048) y las subidas extraordinarias de los peajes, poco transparentes y de difícil comprensión para el común de los ciudadanos.

Dicho esto, lo cierto es que la AP-9 supuso para Santiago el disponer de una primera circunvalación por el Este -recuerden que hasta hace bien poco, primero Virxe da Cerca y luego la avenida de Lugo eran las circunvalaciones de nuestra ciudad, y que el periférico se terminó posteriormente-, aunque deficientemente aprovechada, al no configurarse un sistema de enlaces adecuado a las necesidades de la urbe. Este sistema de enlaces aún hoy está sin resolver y completar.

Considero este aniversario una buena oportunidad para hacer una llamada a los ciudadanos que se sientan de Santiago -viendo la pasividad de nuestros dirigentes locales- para que, desde la ciudad, impulsen un sistema de enlaces que resuelva de forma eficiente y con vistas al medio y largo plazo la conexión de la AP-9 con la A-54, con los polígonos de Costa Vella y Tambre-Sionlla y con el resto de la urbe. Son infraestructuras muy caras como para no sacarles el máximo provecho.

Cuando digo de forma eficiente me estoy refiriendo a una forma que, a diferencia de las actualmente barajadas o incluso ejecutadas -que implican el cruce de vehículos en el mismo plano (enlace con la AG-59) o a través de rotondas de radio reducido (enlaces con la N-525 o con la SC-20), y en las que confluyen otras vías de menor capacidad, con el riesgo de congestión y colisión que ello comporta-, permitan un acceso directo operando únicamente como carriles de acceso a las mismas y no como instrumentos de regulación o distribución el tráfico.

Las necesidades, y por ende los rectos para la ciudad, especialmente con el horizonte del Xacobeo 2021, son muchos. Y algunos muy evidentes, como concluir estas infraestructuras, en particular la A-54, los enlaces entre esta, la AP-9, con los polígonos industriales y el resto de la ciudad; mejorar la seguridad del camino, evitando el cruce a nivel de la N-547; y, sobre todo, resolver los problemas de saneamiento y depuración.

Es necesario impulsar soluciones. Para ello me permito solicitar el empuje de todos y cada uno de los vecinos de Santiago, su necesaria reflexión, y para ello que piensen y escriban de forma priorizada cuáles son las infraestructuras que, a su criterio, urgen más a la ciudad y si, en consecuencia, están dispuestos a asumir la cuota de esfuerzo que requeriría su pago. Y luego lean a sus vecinos su reflexión.