Compostela se convierte en un plató más de veinte veces al año

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

XOAN A. SOLER

La Film Commission gestionó 29 solicitudes en el 2017, y 25 llegaron a grabar aquí

04 nov 2018 . Actualizado a las 23:34 h.

Es Barcelona y son los convulsos años 20, pero al fondo de la calle aparece un cartel insigne: café bar La Flor. Es la magia del cine. Santiago puede ser Compostela. Pero también Barcelona. O ningún lugar. Apenas un escenario. El fondo de una escena. Lo que en el mundo audiovisual se llama localización. El café bar La Flor aparece un par de veces en La sombra de la ley, una de las dos producciones cinematográficas con localizaciones en Compostela que se han estrenado este año. Junto a la película de Dani de la Torre están también A estación violenta, de Anxos Fazáns, que ha utilizado como escenario diferentes puntos del casco histórico, Conxo, el Campus Sur y el Ensanche. Y en mayo de este año se ha rodado un tercer largometraje, Arima, de Jaione Camborda, todavía pendiente de estreno y que ha escogido Bonaval, el Pedroso, la Selva Negra y Xeneral Pardiñas.

No son, ni de lejos, los proyectos que ha gestionado la Santiago Film Commission, el organismo que se encarga de informar, tramitar y asistir en los rodajes que eligen la ciudad. El año pasado, la Film Commission atendió un total de 29 proyectos audiovisuales, de los que 25, de diez nacionalidades diferentes -España, Estados Unidos, Italia, Portugal, Alemania, Reino Unido, Japón, Irlanda, Filipinas y Francia- finalmente se materializaron. Así que el británico Channel 4 grabó un reality en el que un grupo de ingleses viaja a Santiago en autobús y la BBC hizo la serie Pilgrimage, que tuvo gran repercusión en el Reino. Una producción japonesa analiza los paralelismos entre el Camino de Santiago y el Kumano Kodo y el canal nipón NHK rodó 13 días por Compostela. Sobre el Camino hizo también un programa la Rai 3 italiana, mientras que una productora irlandesa grabó en Compostela Sacred Sites, un documental para el Smithsonian Channel de Estados Unidos.

La mayoría de los que solicitan asistencia a la Santiago Film Commission escogen localizaciones muy conocidas de la ciudad, como la plaza del Obradoiro, la Rúa Nova o la Rúa do Vilar, entre otras.

Polonia, India, Nueva Zelanda

Con fecha de 30 de septiembre, las cifras del 2018 parece que mejoran las del año pasado, al menos en cuanto a número de solicitudes recibidas. Una treintena de proyectos audiovisuales se han puesto en contacto con la Film Commision. Algunos, como Bharat -un largometraje indio- está en fase de desarrollo y se ha acercado a Santiago en busca de localizaciones La Film Commission trabaja actualmente con una productora neozelandesa. Otros ya han grabado en Compostela. Es el caso del Travel Channel, que hizo un programa sobre el Camino en abril, lo mismo que el programa polaco Krolowe Zycia y el spot de la compañía de cruceros británica Fred Olsen, que grabó en la ciudad en marzo. En algunos casos, hubo consulta, pero al final no se llevó a cabo el proyecto. Isabel Coixet recibió información y buscó localizaciones para Elisa y Marcela, pero finalmente no se rodó en Santiago.

Seis películas, seis días, cien personas

 

T. M.

La calle está bastante tranquila. La ha callado el puente de Todos Los Santos. La energía se concentra dentro del CGAC, que durante esta semana se ha convertido en el cuartel general de un centenar de cineastas, consolidados y emergentes gracias al festival Kino. Galicia se ha sumado a un movimiento que está presente en cien ciudades de los cinco continentes. Un festival colaborativo en el que todo el mundo hace de todo. ¿El objetivo? Rodar seis cortos en un plazo máximo de seis días bajo un lema: «Do well with nothing, do better with a little and do it right now» [Hazlo bien con nada, hazlo mejor con algo y hazlo ya]. En resumen, «que no te frene el hecho de no tener medios».

Miguel Moreda, coordinador del festival, descubrió Kino hace ocho años en Montreal, el lugar en el que se gestó esta red de cineastas independientes. Mientas Moreda relata los precedentes del festival que ha celebrado esta semana en Santiago, el cine fluye a su alrededor. Hay cineastas de Francia, indoalemanes, de Italia, de Reino Unido, de Suiza y, por supuesto, de diferentes puntos de España, que han llegado a Santiago con la mochila llena de ideas y la filosofía de convivencia intensiva y del bajo coste. De la comida se han encargado, por ejemplo, las indicaciones geográficas protegidas. Y este año en Galicia han usado un hotel, pero suele ser habitual que los participantes que llegan de fuera se queden en casa de los locales.

En los Kino se reúnen directores de fotografía, de sonido, guionistas, montadores, músicos, bailarines... Conviven, se enseñan. De ahí nacen nuevos proyectos, nuevas redes de colaboración. Miguel ha visto estos días en Santiago como se han intercambio teléfonos, perfiles de redes sociales. Cómo del cine ha estado naciendo más cine todavía. Él mismo, que es compositor, aprendió gracias a Kino cómo montar. Se puede aprender más en una semana que en varios años de carrera. En dos bloques (uno de dos días y otro de cuatro) se han creado diferentes equipos pero en realidad son uno solo. Unos se ayudan a los otros para llegar al objetivo final: la proyección.

Esa proyección tuvo lugar ayer. Los cortos rodados en inglés tenían subtítulos en gallego -el festival tiene la colaboración de Política Lingüística- y los que están rodados en gallego llevan subtítulos en inglés. ¿Y el año que viene? Esperemos que más. El plan es de dos citas anuales: una local y otra internacional.