Una ciudad con calles en pendiente que dificultan los desplazamientos

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

En As Rodas las casas ganaron luz al rebajar el nivel, y en Pastoriza se recortó la cuesta para facilitar el paso de los autobuses

04 nov 2018 . Actualizado a las 23:30 h.

Santiago dispone de una orografía perfecta para conseguir reforzar la musculatura de las piernas sin necesidad de pasar por el gimnasio. Desde Conxo hasta Salgueiriños, sea cual sea la ruta elegida, los compostelanos pueden disfrutar de más o menos una hora de paseo sin dejar de subir o bajar en prácticamente ningún momento. En algunos zonas, la pendiente es más ligera, pero desde As Camelias hay que empezar a ejercitar las piernas. Después, puede que no lo parezca, pero si optan por el casco histórico no dejará de subir hasta Meixonfrío, y si prefiere bordear el casco por Virxe da Cerca, prepárense porque As Rodas no perdona. Aunque las obras de remodelación de esta cuesta restó pendiente a la calle, aún es lo suficientemente empinada como para necesitar un descanso al llegar a San Roque. Tampoco mermará la intensidad del ejercicio caminando por Xoán XXIII, y si opta por seguir el paseo por A Estila, el descanso llegará junto al convento del Carmen. Es, precisamente, en Basquiños y Almáciga donde se localizan algunas de las calles más empinadas de la ciudad. No en vano, en Almáciga está uno de los depósitos de agua que abastece a Compostela. La travesía de Pastoriza, la cuesta de Pastoriza, y las rúas Escultor Asorey, Enfesta, Caramoniña y A Costiña do Monte son solo algunos ejemplos de gimnasio al aire libre. En la cuesta de Pastoriza el Concello retocó la pendiente tanto en la parte alta como en la baja para facilitar el paso de los autobuses. Se hicieron las pruebas y, efectivamente, los vecinos fueron testigos de que el bus urbano ya podía subir y bajar. Claro que desde aquella performace pasaron por el Concello varios alcaldes, mientras que por Almáciga no hay rastro del transporte urbano.

Lo de rebajar pendientes es, sin duda, una buena opción para paliar en cierta medida los problemas de accesibilidad de las calles. Actualmente, se están aprovechando las obras de reforma de la rúa Castrón D´Ouro para aliviar su pendiente. Algo que agradecerán no solo los vecinos, sino también los peregrinos que llegan por la Ruta da Prata. Pero si hubiera que elegir la reina de todas las cuestas compostelanas, quien escribe se queda con la Costa do Veedor. Si consiguen subirla sin ningún descanso, sin duda está usted en forma, pero no intente repetir la proeza varias veces al día.

Otra de las modalidades de calles en cuesta son las que están llenas de escaleras. La de Triacastela es, por ahora, la única que pasará a ser accesible cuando se termine la instalación del segundo ascensor público de la ciudad. El primero fue el de la Praza de Abastos, y salva el desnivel con Virxe da Cerca. Pero escaleras hay unas pocas más, por ejemplo, en la rúa Carballo, de la praza da Paz a la rúa Touro; o la que va de la rúa Bonaval hacia la rúa do Medio.