Cientos de personas se implican en sacar adelante iniciativas sociales en Santiago

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

La Universidade encabeza con 600 voluntarios la lista de altruistas de la ciudad

03 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Centenares de personas jóvenes y adultas tejen una impresionante red de solidaridad en Santiago que permite sacar adelante iniciativas sociales de numerosas asociaciones, fundaciones e instituciones públicas.

El mapa del altruismo compostelano está encabezado por los 600 voluntarios de la USC, 700 sumando los cien del Campus de Lugo, que sostienen proyectos de voluntariado durante todo el año. A estos universitarios altruistas se suman otros muchos que colaboran con campañas solidarias puntuales, como la recogida de alimentos del Banco de Alimentos Rías Baixas, que se celebrará en noviembre, la de recabar juguetes para la Navidad o la olimpiada solidaria de estudio, que está ahora mismo en marcha y por la que se dona un euro por cada hora de estudio en las bibliotecas de la USC.

Son precisamente los universitarios compostelanos los que más participan en otras entidades sociales que desarrollan su trabajo en la ciudad. Cáritas Diocesana tiene 3.000 voluntarios en toda la Diócesis, y unos 220 solo en Santiago. La mitad de ellos tienen entre 20 y 30 años, y los demás forman parte de la franja de la tercera edad. Algo similar ocurre en Cruz Roja, que cuenta con unos doscientos voluntarios. El 67 % de ellos son mujeres, y la mayoría tienen entre 20 y 35 años, pero también disponen de un grupo de personas de más de 65, que participan activamente en los programas pensados para la tercera edad.

Invertir el tiempo libre

Otras asociaciones, como Don Bosco, disponen también de un ejército de voluntarios que dedican parte de sus horas libres a los demás. De los 40 voluntarios de la Asociación Don Bosco dependen programas de atención infantil y juvenil, entre los que destacan los programas de conciliación de verano. Además, entre 15 y 20 jóvenes sacan adelante un proyecto europeo para jóvenes. El altruismo nutre también las actividades de otras entidades sociales. Son los casos de la Coordinadora de Vite, que oferta campamentos en las vacaciones escolares, y de entidades como el Banco de Alimentos, Asociación Centinelas, y las de lucha contra el cáncer, alzhéimer, párkinson y daño cerebral. La lista es tan larga como la capacidad de entrega de los voluntarios.

Paz Rey es enfermera jubilada y voluntaria de Cruz Roja Santiago desde hace cuatro años, y Javier Pereira, prejubilado de Banca y voluntario de la misma institución desde hace dos. Ambos coinciden en que, cuando llegaron al momento del parón laboral, pensaron en «dedicar tiempo a las personas. Dar a la sociedad algo, porque la vida me trató bien», apunta Paz. Ella pensó en la Cruz Roja, porque ya tenía la experiencia de un hermano que había sido voluntario de la entidad y que falleció. Cuando se apuntó a Cruz Roja la asignaron a un programa de mayores en el que «tenía que realizar una serie de controles médicos, y controlar que caminan lo que deben; pero lo mejor es el tiempo que dedicó a hablar con ellos». Al principio, se trataba de darles conversación durante 15 minutos, «pero era poco tiempo y ahora la charla es de media hora con cada uno. La gente mayor necesita hablar, pero sobre todo necesita ser escuchada». Uno de los logros que más satisfacción le produce es haberle conseguido una amiga a una mujer viuda, que estaba sola. «Ahora van juntas a todas las partes. La soledad es muy triste, pero más triste es aún cuando están solas teniendo familia». Paz cree que «cada vez hay más personas solas, no solo porque viven solas, sino porque no tienen una red de amigos que les acompaña».

 «Ayudar a los demás es una de las tareas más gratificantes»

María Suárez, responsable del voluntariado de Santiago, considera que «el alma de la institución son ellos. Sin los voluntarios no sería posible desarrollar todos los planes que se hacen. Hay unos doscientos voluntarios, pero hacen falta muchos más. De hecho hay muchos programas pendientes por culpa de la falta de voluntario». A la hora de dar «tu tiempo a los demás es importante no tener prejuicios ni juzgar a la gente», algo que aún es más importante para participar en el «programa de personas sin hogar dentro del que se incluye la iniciativa de acudir por las noches para darles algo caliente y abrigo». Este programa se mantiene ahora con cinco personas, aunque llegaron a ser doce.

Javier Pereira reconoce que, cuando llegó a Cruz Roja para ofrecerse como voluntario, «no tenía ni idea de que tenían un departamento de búsqueda de empleo». Por su trabajo pensó que era el lugar perfecto para «aprovechar mi potencial. Sin duda, es muy gratificante ayudar a las personas. Es una de las misiones más agradecidas que puede hacer una persona», explica. Su tarea en Cruz Roja es «hablar con empresas y buscar ofertas de empleo para los que vienen aquí. No es fácil, pero los que tienen actitud positiva suelen tener éxito. Aunque es verdad que echo en falta más actitud positiva en los jóvenes. A los mayores los veo más motivados», insiste.

Desde que comenzó su labor altruista en Cruz Roja, Javier Pereira tuvo ya algunos logros que le produjeron una gran satisfacción personal: «Conseguir que alguna persona logre un puesto de trabajo es una alegría, porque el trabajo lo es todo». Una de las facetas más importantes de su labor es la de divulgar el trabajo que hace el departamento de empleo, que «no solo busca empleo, sino que hace un seguimiento de cada una de las personas. Les ofrece formación y les permite reciclarse para buscar nuevos horizontes». Javier apunta que en la actualidad comienza a verse cierta recuperación en el sector de la construcción, pero «falta personal formado, porque muchos se fueron para otros sectores. Así que ahora estamos pensando en formar a mujeres para este sector». Reconoce, en todo caso, que, aunque van a hacer prácticas, «aún es complicado que queden después. Pero hay que insistir».