«Sin ella seguiría en la calle»
Aquellos que de verdad creyeron en Michael le dieron la fuerza para dejar el alcohol y la calle. Cada noche, Susana le llevaba una infusión de boldo para limpiar su hígado. Poco a poco, se fueron enamorando pese a la barrera del idioma, a base de sonrisas, miradas y gestos. «De no ser por ella yo seguiría en la calle», confiesa Michael. En noviembre del 2014, él, tirado en la calle, la cogió de la mano y le prometió que nunca jamás volvería a beber. Y así ha sido. Hace un año, el 6 de agosto del 2017, se dieron el sí quiero y sus vidas se entrelazaron definitivamente. Él le regaló el libro, aún en su versión manuscrita. Fue como entregarle su vida. Todas las vidas que ha vivido. Y toda la que le queda por vivir.