El Xeral ya admite nuevos usos preservando su estructura actual

r. m. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

No obstante, permitirá alteraciones en el inmueble justificadas de forma específica

25 oct 2018 . Actualizado a las 22:06 h.

El viejo hospital de Galeras ya está en disposición de admitir nuevos usos. La publicación de la modificación definitiva de la ordenanza urbanística que lo regula ha consolidado la introducción del comercial y de oficinas, como solicitó la USC en su día para ampliar las posibilidades de venta del inmueble. Adquirido el pasado año por Asteriscos Real Estate, la inmobiliaria puede solicitar licencia cuando quiera, aunque de momento no lo ha hecho. Y podrá programar la intervención por fases, como pretendía. Así lo recoge también la ordenanza modificada, que lleva el respeto por el edificio original más allá de la fachada, al catalogarlo con nivel de protección estructural.

Además de la fachada principal habrá de preservarse la norte (la lateral), como parte del carácter monumental e institucional de un edificio que forma parte ya de la memoria histórica local y por ser representativas «do bo facer construtivo dunha época». Igualmente se debe conservar la tipología de planta en tridente y la envolvente volumétrica del edificio, así como su entramado estructural, con independencia de la posibilidad de aceptarse refuerzos o ajustes puntuales.

Esta última exigencia se justifica en la condición de ese entramado como «elemento aínda válido para desempeñar a súa función» -los informes preliminares lo estiman «axeitado para dar soporte a novos usos»- y en la protección estructural del edificio, partiendo de su comprensión como «resultado da integridade de todos os seus compoñentes» y como «produto xenuíno da tecnoloxía construtiva da súa época».

Se evita, por tanto, un vaciado completo. Pero el planeamiento tampoco se cierra a permitir alteraciones estructurales si se justifican, ya sean derivadas de la comprobación de la capacidad portante de la estructura o para su adecuación a la implantación de determinados usos. Porque se entiende que la conservación del inmueble con su actual configuración debe conjugarse con la posibilidad de implantar esos usos -motivo que en su momento, dice ese texto, propició su mantenimiento y evitó su desaparición con el resto del Xeral-, pero no en base únicamente a una «interpretación fachadista da protección, que posibilitaría o baleirado das estruturas internas para manter só o aspecto exterior».

El edificio se ha incorporado al catálogo del PXOM, que lo consolida como «zócalo pétreo» del perfil de la ciudad histórica y figura «moi presente» desde los miradores de O Espiño, Monte Pío y Pedroso. Cualquier intervención requiere la autorización previa de Patrimonio de la Xunta.

Los patios de la fachada trasera son susceptibles de ocuparse en planta baja

El nuevo planeamiento mantendrá las condiciones volumétricas del edificio, aunque con alguna particularidad, como la admisión de la ocupación de los patios de la fachada este (trasera) en planta baja, aunque con cubierta plana que podrá ser transitable. Y habrá de suprimirse la última media planta del ala sur, igualándola a la norte, de forma que se recupere la volumetría original. Ya se cuenta con eso al incorporarlo al catálogo del PXOM.

Además, siempre que se justifique que es incompatible «coas posibilidades reais e razoables» de intervención en el subsuelo del inmueble, podrá eximirse a este de incorporar las plazas de garaje que exige la normativa según el tipo de usos. Para ello se admitirá una nueva reserva para aparcamiento subterráneo en el mismo ámbito de la parcela.

El proyecto podrá combinar varias actividades de forma simultánea

Con usos hasta ahora para residencial-comunitario, sanitario, asistencial y hotelero, el cambio urbanístico introduce también el sociocultural, docente, comercial y oficinas. Se buscaba con ello una mayor diversificación que hiciese más atractiva la salida al mercado de un inmueble que lleva parado dos décadas. Y dentro de esos usos, se permite la combinación de varios de forma simultánea, incluso compartiendo servicios. Eso sí, la actuación en el inmueble debe responder a una unidad de proyecto y explotación que mantenga el carácter unitario del conjunto.

En cualquier caso, los usos terciarios no podrán superar la mitad del total de la superficie construida sobre rasante, y el comercial deberá ir en planta baja.

Además de la preservación de las escalinatas y la fuente de la fachada principal, el espacio libre de esa fachada, aunque privado, será de uso público peatonal y no podrá ser ocupado por edificaciones de ningún tipo, salvo los elementos funcionales de la edificación existente o mobiliario urbano. Y se valorará el mantenimiento e incorporación de arbolado, por lo que ese espacio no se ocupará bajo rasante salvo, de forma puntual y tasada, para instalaciones subterráneas o rampas, pero sin inferferir con el uso peatonal.