Raxoi dice que los casos de botellón a la puerta de pubs son «puntuais»

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Afirma que las denuncias por beber en la calle son la mitad que hace cinco años

16 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A lo largo del curso pasado se cursaron 72 denuncias ante la Policía Local de Santiago por consumo de alcohol en la calle, la mitad que hace cinco años, cuando se rozaron las 160. De ellas, 135 se interpusieron contra mayores de 18 años, cifra que en cuestión de un lustro se ha reducido en cerca de un centenar (41). En contrapartida, han crecido las quejas por el botellón entre menores de edad en un 29 %, aunque los implicados fueron poco más de una treintena en todo un año lectivo.

Son algunos de los datos facilitados por el Concello de Santiago, que considera que los botellones a la puerta de locales nocturnos del Ensanche son en «situacións puntuais e en días moi concretos» y no una tónica habitual durante todo el año, como afirmaban vecinos de las calles Alfredo Brañas, Pérez Constanti o Curros Enríquez (donde se encuentran dos de las discotecas de moda entre los estudiantes).

El gobierno local atribuye lo sucedido el último jueves universitario al apogeo del inicio de curso, unido a la circunstancia de que además coincidía con un puente festivo, el Pilar, y ve injusto que se generalice. «Non hai que facer da excepción a regra», señala.

En todo caso, Compostela Aberta insiste en que lo que puede haber hoy «non ten nada que ver coas situacións que se vivían no pasado no Ensanche», refiriéndose a los años ochenta y noventa, cuando había bastantes más estudiantes en la USC y locales abiertos en la que sigue siendo la zona de marcha por excelencia entre los más jóvenes (aún habiendo pasado horas bajas recientemente con el bum de los locales nocturnos del casco histórico).

Menos fiestas ruidosas

En cuanto a las fiestas universitarias en pisos, Compostela Aberta destaca que tampoco ha habido un incremento en los últimos tiempos. Todo lo contrario. Según la información que maneja el Ayuntamiento, el curso pasado la Policía Local recibió unos 50 avisos menos de vecinos molestos por el ruido que en el 2013-2014. Con todo, fueron 440 las denuncias registradas a lo largo del año pasado (2017-2018).

«Aínda que este goberno é comprensivo cos problemas que poden sufrir os veciños, a situación está moi normalizada no Ensanche en comparación a anos atrás, e estase traballando nesa liña», subrayan desde el Concello.

«Estanse vixiando as zonas onde pode haber unha maior concentración de xente na rúa nos días fortes, como pode ser o inicio de curso ou ao comezo dunha ponte festiva, e atendendo as demandas puntuais que chegan», dice Raxoi. Y, aunque reconoce que en los últimos años ha habido una reducción considerable de efectivos en la Policía Local (son unos 70 menos desde el 2010), en «circunstancias puntuais» como las anteriores se refuerza el control y los posibles puntos calientes se incluyen en las rutas preferentes de las patrullas nocturnas.

Además, de un tiempo a esta parte se ha hecho un esfuerzo para controlar el incumplimiento de horarios por parte de los locales, que también han puesto de su parte en lo tocante al cierre, lo que se ha traducido en menos denuncias vecinales por alargar la noche más de lo debido. En todo el curso pasado solo se registraron una docena de quejas a este respecto, menos de la mitad que hace cinco años, cuando fueron 26.

El gobierno local respalda la actuación policial ante las fiestas universitarias

Sobre la actuación de la Policía Local a la hora de atender las llamadas, puesta en entredicho por vecinos del entorno de las discotecas Facultad y Ruta, los agentes cuentan con el respaldo del gobierno local. «Cando hai problemas actúase, ben sexa porque hai ruído, porque están bebendo na rúa ou facendo festa nun piso e molestando», señalan desde Compostela Aberta. El gobierno local asegura que no solo acuden, también actúan con la contundencia necesaria y «hai desaloxos de pisos, multas e sancións cando toca».

Explica, además, que el arranque de curso es complicado porque hay muchas fiestas en pisos y la dispersión de los grupos en bebiendo en la calle juega en contra. En este sentido, era más fácil actuar cuando había un solo macrobotellón en un punto localizado (como en el Campus Vida) que ahora que hay menos personas en grupos dispersos y se reciben a la misma hora denuncias de concentraciones de 10 o 20 jóvenes en distintas zonas.