
La sala de lectura de Historia estaba ubicada en el actual Paraninfo; ante la falta de espacio, la reforma de Montero Ríos la trasladó íntegramente a su actual ubicación: en el segundo
13 oct 2018 . Actualizado a las 22:16 h.Cuando Miguel Ferro Caaveiro se encontró con el estado en el que se encontraba la biblioteca de la Compañía, se asustó. Ni siquiera la habían orientado correctamente. Miraba al este, cuando «los aires orientales que vulgarmente se llaman solano son los más pestíferos que infectan a esta región». Las vigas habían cedido por el peso de los libros y los pontones y las tablas estaban podridas. Los libros ocupaban ya cuartos anexos. Hasta estaba apartada de las aulas. La descripción de Ferro Caaveiro la recoge Concha Varela en su tesis sobre la Biblioteca Universitaria. No quedaba otra. Se construía un nuevo edificio, el que actualmente es la Facultade de Historia, y había que construir una nueva biblioteca. Una biblioteca que ocupaba la zona del actual Paraninfo y que se concebía como un gran salón, cuyas librerías describía Murguía como «estantería greco-romana de dos cuerpos, con talla sencilla, pero de muy buen gusto y mano».
Aquel majestuoso salón, que muchos alabaron por su belleza, volvió a quedarse pequeño. No había transcurrido ni un siglo desde la construcción del majestuoso edificio y la biblioteca, que había agotado ya su espacio y había comenzado a extenderse por parte del claustro. Había que hacer algo, le dijo Antonio Casares a Eugenio Montero Ríos. Y se hizo. Claro que se hizo. Fue a finales del siglo XIX cuando la biblioteca de Historia subió un piso. La trasladaron íntegramente. Lo explica Jesús Ángel Sánchez García en el libro sobre el patrimonio de la USC: «El gran protagonista del segundo piso [...] sería el gran salón de lectura de la biblioteca, trasladado íntegramente desde la primera planta y aumentado en sus dimensiones». Sí. Habla de la actual sala de lectura de la biblioteca. Todavía hoy se conservan parte de las estanterías originales que describió Murguía. No todas, porque la zona era más grande. Así que convive mobiliario de época con otra nuevo.
Aquella segunda gran reforma fue llevada a cabo por Ricardo Velázquez Bosco -responsable también del complejo de San Caetano- e incluyó la construcción del actual Paraninfo de la USC. Lo que en un principio se había reservado para uso de la biblioteca se convirtió en la secretaría general y el salón del rectorado. Lo que hoy es la sala de profesores y el decanato. Era la nueva zona noble del edificio.
«Cuando empiezo a estar en la facultad, tenía tres partes: la sala de lectura, la Biblioteca Lago y la Biblioteca América». Juan Monterroso habla de la década de los 80, cuando ambas librerías se trasladaron a la Biblioteca Xeral. Tanto la América como la Lago tienen su propia historia. La primera, una donación de Gumersindo Busto, se inauguró en la actual Facultade de Historia en 1925. El amueblamiento procedía de San Martiño Pinario. «Ese sería el amueblamiento de la biblioteca original, porque el que hay ahora responde al modelo ecléctico de finales del XIX».
De la Biblioteca Lago -que se adquirió a la muerte de este arzobispo y que se inauguró en 1929, todavía se conserva el nombre. Sala Lago le llaman a la actual sala de investigadores, un espacio que ha sido reformado por el propio personal de la biblioteca de Historia y que mantiene la estructura de doble nivel de estanterías.
Y después, está la reforma de 1965. El enorme espacio de la biblioteca fue cercenado. De ahí sale la actual entrada. Y de aquellas reformas, estos problemas. Se sabe que el suelo se cambió sin levantar los muebles -uno de los defectos estructurales de la biblioteca- pero por aquel entonces también desapareció parte del mobiliario.
La falta de espacio es una constante en la historia de la biblioteca. Hoy, también. Sobre la imponente sala de lectura se sitúa otra estructura imponente, aunque desconocida: estanterías y estanterías -algunas todavía antiguas- con miles de libros. El depósito es de tal tamaño que ocupa toda la fachada que da a San Fiz Solovio y se extiende en forma de U por el inicio de las otras dos fachadas.