Las vacas aún pastan en Compostela

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

XOAN A. SOLER

A pesar de la presión urbanística, del envejecimiento poblacional y del abandono del rural, el municipio tiene todavía más explotaciones de vacuno que empresas de más de 20 empleados

08 oct 2018 . Actualizado a las 09:27 h.

A Jorge Piñeiro, un ganadero de A Sionlla, el Ayuntamiento le impuso una multa de 750 euros porque sus vacas dejaban las bostas en un vial público. El consistorio rebajó la pena a 500 euros, pero no retiró la sanción al no tratarse de una vía pecuaria. Aquel episodio acabó en una manifestación en el Obradoiro, con decenas de personas disfrazadas con caretas de vaca. Cualquiera pensaría que esto sucedió a finales de los setenta o principios de los ochenta. Sin embargo, ocurrió en noviembre del 2014, ayer como quien dice, con Agustín Hernández de alcalde. Estos hechos ponen en evidencia algo que se olvida a menudo: la colisión entre el mundo urbano y rural, y la realidad de un municipio en el que todavía hay más explotaciones con reses de leche o carne (319) que empresas con más de 20 empleados (215), según los datos del Instituto Galego de Estadística (IGE).

A pesar de la presión urbanística, del envejecimiento poblacional y de la crisis de rentabilidad de las actividades agroganaderas, en el ayuntamiento compostelano quedan 2.934 vacas, de las cuales 1.648 son de ordeño. En los últimos tres lustros el número de cabezas se ha reducido a la mitad, igual que el número de explotaciones, algunas de las cuáles tienen una orientación más familiar que empresarial. Esto se refleja en otra cifra: la afiliación a la Seguridad Social en la actividad agroganadera apenas representa el 1,1 % del total. Quedan también unos seis mil cerdos, la mitad que hace dos décadas. Y la superficie de cultivo y prado está en 5.726 hectáreas, es decir, el 26 % de las 22.000 de extensión que tiene el ayuntamiento. Estos datos evidencian la pérdida de peso del sector primario, en franco retroceso, pero no muestran la desaparición de un medio rural que, a las puertas de la ciudad, sigue todavía muy vivo. El término municipal compostelano comprende 29 parroquias rurales.

Declive

El envejecimiento poblacional ha hecho que algunos lugares que subsistían de la labranza y de la ganadería se encuentren hoy abandonados. Hay hasta 72 núcleos deshabitados, pero quedan aldeas espolvoreadas, donde vive poca gente, a menudo mayor y dependiente, lo que plantea también un problema de servicios sociales. En paralelo con esta realidad, convive otro rural mucho más poblado y dinámico: Aríns, Marrozos, Laraño, Vidán y Villestro, entre otros lugares, dan cuenta de ello. Cuando ejerció como pregonera de las fiestas locales, la futbolista Vero Boquete pronunció una frase para el recuerdo. «Santiago é capital e a aldea máis grande e cosmopolita do mundo».

La memoria de la ciudad está íntimamente ligada a su actividad ganadera. El fotógrafo Francesc Català-Roca viajo a Galicia en varias ocasiones entre 1956 y 1976, e hizo hasta mil fotos, de las cuales una selección de más de un centenar se exponen hasta hoy en el Auditorio de Galicia. En una de las instantáneas, de 1956, el artista inmortalizó a un ganadero con un carro de vacas justo delante del Derby, en Porta da Mámoa, mientras un municipal dirigía el tráfico. «Santiago tiña varias vaquerías que vendían leite na contorna do casco histórico», recuerda la ex concejala y profesora Encarna Otero. «Unha delas estaba no Carme de Abaixo e por iso se chama asi o edificio; outra no que hoxe é a biblioteca pública de Xoán XXIII, e outra en Pontepedriña».

Los cambios

Esta era la realidad de los sesenta.

Son muchos los que recuerdan a Aurora Líster, hermana del líder revolucionario Enrique Líster, que venía todos los días desde Calo a vender la leche fresca en el centro de la ciudad, a calles como Monteros Ríos o General Pardiñas. Iba de luto, con un paño en la cabeza, donde apoyaba con pericia los cántaros. Esto fue en la década de los setenta. Luego llegaron los ochenta, la entrada en el mercado común y aquellas gigantescas tractoradas que colapsaban el centro y la periferia de la ciudad.

Compostela tiene una larga tradición como centro de feria de ganado que se remonta a hace más de un siglo. Hasta los años setenta, se celebraba todos los jueves del año en la carballeira de Santa Susana, donde se congregaban ganaderos de toda la comarca. Este fue el lugar del mercado hasta que Franco inauguró en 1971 el recinto ferial de Salgueiriños, con la bendición del cardenal Quiroga