Ezequiel Méndez: «El cineclub de Santiago era el mayor de España en el 67, había lista de espera»

Montse García Iglesias
montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

XOAN A. SOLER

El fundador del primer Cine-Club Universitario recibió la Carta Branca de Curtocircuíto para programar hoy una sesión

03 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El alcalde, el escribano y su abrigo. Con la proyección de este filme italiano daba sus primeros pasos una mañana dominical de 1961 en el antiguo cine Yago el Cine-Club Universitario de Santiago. Detrás de su puesta en marcha un nombre: Ezequiel Méndez Vidal (Santiago, 1941), al que Curtocircuíto le otorgó su Carta Branca para programar una sesión esta tarde, a las 20.30 horas, en el Museo das Peregrinacións. De esta forma, el festival reconoce al Cine-Club Universitario como precursor de los actuales festivales y cineclubes de la ciudad.

Ezequiel Méndez, como otros de sus compañeros, buscaba «ver la mayor cantidad de buen cine que pudiera y el cineclub servía para ver títulos que no era posible en las salas comerciales». Con esta propuesta de crear uno se presentó a principios de los años 60 en la jefatura del Sindicato Español Universitario (SEU). La iniciativa salió adelante. En su primer año, en el cine Yago, alcanzaron los 200 socios, «pero en el segundo ya eran casi 400. Hubo que trasladarse de sala al cine Capitol, con más aforo». Un cambio que también supuso «hacerse mayores» con un aumento de las proyecciones, la puesta en marcha de unas sesiones de estudio y unas semanas especiales con la empresa Capitol en la que se ponían filmes muy minoritarios. «Eran unos años en los que el ocio no estaba tan diversificado como hoy, entonces aquel cineclub se fue convirtiendo en el único foro de debate que había en Santiago. Era foro de debate cultural, social y político, dentro de los límites que nos permitíamos para no ser muy perseguidos por la policía franquista», recuerda Méndez.

Era una época en la que la censura condicionaba la programación. «Las limitaciones eran no poder ver todo el cine, si uno exhibía una película que no tenía el permiso de difusión corría el riesgo de ser procesado», explica este compostelano que desarrolló su trayectoria profesional en el sector editorial y también formó parte de los primeros pasos para la creación del Instituto Cervantes. Aún así, los «más atrevidos» visionaron la censurada película El acorazado Potemkin. Fue en domicilios particulares. «Tuvimos suerte de que la policía no se enteró», dice.

El Cine-Club Universitario continuó dependiendo del SEU hasta finales del 64. En esos momentos, en la universidad había una lucha -que los dirigentes del colectivo también compartían- contra ese sindicato franquista. En coherencia, presentaron su dimisión. Pero eso no significó el fin del proyecto, sino que regresó fortalecido en el seno de la Agrupación Fotográfica Compostela, que presidía Ksado. Así, en 1965, nacía el Cine-Club de la AFC, que fue aumentando sus socios. Ya no eran solo universitarios, sino que se integraron ciudadanos de distintos ámbitos. Este crecimiento obligó un nuevo traslado, esta vez para el Metropol, que tenía un millar de butacas. «El colectivo llegó a tener mil socios en el 66 y en el 67, había incluso una lista de espera. En 1967, reconocido por la Federación Estatal de Cineclubes, llegamos a ser el que tenía más socios de toda España», explica Ezequiel Méndez. Fue el año en el que dejó la dirección al finalizar sus estudios de Historia, «no podía estar jugando toda la vida a ser cineclubista (sonríe)».

Ahora, con la llamada de Curtocircuíto, se llevó una alegría «por el reconocimiento a una labor en una época difícil». Una oportunidad que aprovechará para desagraviar el documental Compostela realizado por Claudio Guerín Hill en 1967 por encargo de TVE, que ofrecía una visión diferente de la ciudad y había generado controversia. Tanta que el canal televisivo encargó otro a José Luis Font, Camino de Santiago. «Fui la única persona que salí en defensa del documental de Guerín. Pasados los años, he creído oportuno desagraviarlo y que se comparen. Los gustos han cambiado», dice Méndez, para quien Curtocircuíto y Cineuropa son señal de que Santiago cuenta con un público cinéfilo.

El protagonista. Ezequiel Méndez, editor jubilado, tiene más de 4.000 deuvedés de películas. Su director favorito actual es Nuri Bilge Ceylan.

Curtocircuíto. Eligió para proyectar dos documentales sobre Compostela durante los años 60 que ofrecen visiones muy diferentes.