La historia dormida de Compostela

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO / XOÁN A. SOLER

Los hoteles de Santiago han alojado desde jefes de estado a científicos, artistas y futuros papas

23 sep 2018 . Actualizado a las 21:11 h.

Hay quien cuando mete la llave en la cerradura no puede evitar preguntarse quién habrá sido el anterior inquilino de la habitación, que por una o por varias noches, va a ser su hogar. En algunos casos, los predecesores son de altura. De muchísima altura. De tanta altura que dirigen estados.

El cardenal Quiroga Palacios tenía por costumbre utilizar uno de los cuartos del Hostal dos Reis Católicos, que acabó siendo conocido como la habitación del cardenal. En julio de 1954, el compostelano tenía dos invitados de excepción. Los prelados Feltin y Roncalli. Los tres estrenaron el comedor del Hostal y además, Roncalli estuvo en el colegio mayor la Estila. Roncalli sería nombrado después papa con el nombre de Juan XXIII. No es la única habitación nobel del parador. Esta misma semana, la reina emérita se alojó en la habitación real, una suite que, durante los años de la dictadura franquista, se conocía como la suite del caudillo.

A mediados de los 90, el Araguaney hospedaba a dos nombres que se han ganado a pulso un epígrafe en la historia del siglo XX. El año 1992 dejó una instantánea histórica: la de dos ideologías absolutamente contrapuestas compartiendo mesa. Manuel Fraga y Fidel Castro echaban un dominó en Láncara, parroquia en la que había nacido el padre del líder de la revolución cubana. Las noches las hacía en la suite 501. En el reservado del hotel cenó con Manuel Fraga y con Carlos Slim. Cuentan que la última noche se fue precipitadamente tras una conversación un poco tensa con su oponente de dominó. En 1994 se repetía la instantánea histórica. Pero en vez del comandante, quien se sentaba con Fraga en el Araguaney era Yasser Arafa.t. Había venido a España a recoger el premio Príncipe de Asturias y aprovechó el viaje para visitar Santiago.

Otro nombre que se ha ganado un hueco en la historia es el de Stephen Hawking. «Bajaba todos los días a comer al restaurante», recuerda Pilar Salanova, la jefa de recepción del hotel Puerta del Camino, que adaptó una suite para una de las mentes más maravillosas que ha dado la humanidad, que visitó Santiago hace estos días diez años. Esos mismos días también visitó Santiago su hija. Por eso, Pilar Salanova se fue ala Joyería Alfonso a encargar una placa, la que ha puesto el nombre del científico a la suite en la que durmió. La joyería no la cobró, recuerda Salanova.

También guardará para el recuerdo Javier Goyanes, de la Casa Grande do Bachao, la visita que recibió los últimos días de junio de este año. En una de sus habitaciones durmió Lenny Kravitz, encargado de cerrar el festival Son do Camiño. «No pidió nada fuera de lo común». Iba acompañado de su mánager de gira, Karen Gault, y del fotógrafo Mathieu Bitton. Todos fueron encantadores durante una estancia en la que dieron buena cuenta de la comida -Kravitz ecológico- y hasta se llevaron tápers.