Susana Fernández Fiuza: «Fui jugadora, árbitro y entrenadora»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Compostelana de cuarta generación, la Secretaria xeral de la Federación Galega de Baloncesto asegura que faltan mujeres en las directivas

17 sep 2018 . Actualizado a las 10:28 h.

Nombre. Susana Fernández Fiuza (Santiago, 1963).

Profesión. Secretaria xeral de la Federación Galega de Baloncesto.

Rincón elegido. Las canchas de baloncesto del campus, en donde pasó una gran parte de su infancia, aunque ahora ni siquiera tienen canastas.

Su vida fue y es el baloncesto. Ya su madre, que ahora tiene 94 años, practicaba de joven este deporte en la USC «y se fue a un campeonato universitario en Madrid». Susana Fernández Fiuza se crio en el Ensanche, en las calles de Montero Ríos y República del Salvador, cuando media zona nueva era todavía un monte: «no estaba San Fernando, había mucho descampado y jugábamos allí todos los días, era muy diferente a lo que es ahora», explica.

Estudiante pasable, fue al colegio de As Orfas y al instituto Rosalía de Castro, entonces femenino, y cuando terminó se decantó por Magisterio. No porque su vocación fuese la docencia, ni mucho menos, sino porque había que estudiar una carrera y lo que realmente le gustaba, por ejemplo Turismo o INEF, ni siquiera estaba implantado en Galicia. «Pensé que era lo más corto que podía hacer, con 18 años a veces piensas en acabar rápido y punto, pero lo mío no era dar clases», admite Susana.

Así que comenzó a trabajar, al tiempo que lo compaginaba con el baloncesto. Porque este deporte siempre estuvo en su vida. Jugó en las Orfas, en Cluny y en un equipo llamado Codima. También entrenó en Cluny «y teníamos un grupo muy majete en conjunto, creo que lo hicimos bien», explica. Lo que sí es cierto es que nunca se planteó dedicarse al baloncesto profesional, porque lo cierto es que en aquel momento no había muchas opciones. Pasó por todos los estadios de este deporte. «Fui jugadora, árbitro y entrenadora», recuerda. Ahora está en la Federación Galega de Baloncesto, a donde llegó hace casi treinta años, aunque no fue hasta el 2012 cuando entró en la directiva como secretaria xeral. Empezó echando una mano como secretaria y sin cobrar, después comenzó a formar parte de la federación, y hace unos seis años, cuando el anterior secretario decidió dejarlo, «en lugar de reclutar a alguien de fuera, el presidente confió en que yo podía hacerlo bien».

«A veces eres la única mujer»

No es fácil estar en una directiva de una federación con dieciséis mil personas federadas. Hay que tomar decisiones «y a veces la gente no entiende lo complicado que es». También reconoce sentirse sola en un mundo de hombres. «A veces eres la única mujer en reuniones aquí o en Madrid y te preguntas ¿por qué? Creo que las mujeres se cuentan con los dedos de las dos manos, e igual te sobran».

Galicia es muy de baloncesto. En una época la comunidad tuvo a cuatro equipos en la máxima categoría masculina. Ahora son dos en esta, la ACB, y otros dos en la femenina. ¿Y abajo? «Hay muchos niños y niñas jugando». Y destaca sobre todo a las niñas: «Somos el deporte con más licencias femeninas tanto en España como en Galicia», recuerda.

Directivos y jugadoras se esfuerzan en que todo salga «incluso más que en el masculino». Y es que, apunta Susana, las jugadoras de baloncesto juegan y se divierten «porque ya saben que no van a ganar más dinero». Cuando llegan a la universidad, lamenta, muchas se ven en la obligación de elegir, deporte o carrera. No es que se queje claramente del apoyo de la Xunta a las federaciones, «pero siempre puede ser más». «En general el deporte no está muy apoyado por las instituciones, y hay que tener en cuenta que influye en la educación y en la salud, por lo que se ahorraría mucho dinero en sanidad». Es cierto que con la crisis bajó la inversión porque había capítulos más prioritarios, pero una vez finalizada, «nunca volvió a remontar». Porque hay que pensar, apunta, que son miles y miles las personas que juegan al baloncesto. Algunos desde bien pequeñitos. Y es que desde hace unos años se introdujo en la federación el babi basket, en donde desde los cinco años los niños dan ya sus primeros pinitos.