La edad media del personal de la Universidade ronda los 54 años

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Es la institución universitaria gallega con más gasto en docentes e investigadores

15 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La Universidade de Santiago es la que tiene más alumnos dentro del sistema universitario gallego; lógicamente, también es la que tiene más profesores, y siguiendo esa mismo razonamiento, la que dispone de un mayor presupuesto anual. Pero por ser la más antigua, la USC es también la que tiene una plantilla más envejecida, ya que fue en los años 80 cuando la mayor parte de los profesores se hicieron con una plaza titular, y por aquel entonces, ni la Universidade da Coruña ni la de Vigo existían. A todo ello se suma el hecho de que, a costa de la crisis y del plan de saneamiento al que se vieron sometidas las instituciones universitarias, en la de Santiago no hubo relevo para esa plantilla cada vez más envejecida. Por eso en los últimos doce años, la edad media de los profesores de la USC pasó de los 47,8 años a los 53,8; es decir, seis más. Una plantilla de docentes al borde de la jubilación, esa es la realidad.

Los trabajadores con más edad cobran más; por antigüedad, por méritos y por derechos adquiridos, y en el caso de los profesores universitarios, también porque a esa edad muchos son doctores o catedráticos, o tienen responsabilidades por las que les corresponde un complemento salarial. Por eso, si bien el presupuesto de la USC es superior al de las otras universidades gallegas, su gasto en personal es mayor porque los sueldos son también más altos.

No se percibe esa carga si se tiene en cuenta la plantilla total de las universidades; es decir, incluyendo al personal de administración y servicios. Pero sí si se atiende a lo que cobran los profesores; es decir, el personal docente e investigador. Sirva como ejemplo el ejercicio del 2017. Entonces, la USC dispuso de un presupuesto para personal de 144.324.249 euros; con un total de 2.053 docentes, la media salarial que destinó a cada uno de ellos fue de 70.299. La UDC, con un gasto de personal de 90.292.674 euros y 1.423 empleados en el apartado de personal docente e investigador, destinó a cada uno una media de 63.452 euros anuales. En la UVigo, el gasto de personal ascendió a 97.498.500 euros, destinados a pagar las nóminas de 1.408 docentes, por lo que la media de lo que percibió cada uno está en 69.246 euros.

La cifra más alta en la USC se debe únicamente al envejecimiento de la plantilla, pero no a que su personal cobre más por sistema. De hecho, si se atiende a los presupuestos de las tres universidades del año pasado, no fue la de Santiago la más generosa en salarios, sino la de Vigo. La USC destinó 134.817 euros a complementos de altos cargos, frente a los 143.510 de la UDC y los 255.220 de la UVigo. La de Santiago reservó 139.964 euros para personal eventual, mientras que la de A Coruña destinó a tal fin 105.832 euros, y la de Vigo, 217.840. Y si en lugar de tener en cuenta solo el gasto de los sueldos de los profesores se hace el cálculo con la totalidad de la plantilla, que suma también al personal de administración y servicios, resulta que la media que cada trabajador cobra en la USC es inferior a la que cobra uno de Vigo: 43.974 euros en la primera y 45.860 en la segunda. Aunque la media inferior es la de A Coruña: 41.210 euros.

La USC pide medios para sufragar una plantilla envejecida y un patrimonio que requiere fondos

 

 

Ante esta realidad, es lógico que el rector, Antonio López, tanto en la campaña electoral, cuando era candidato, como en los primeros días de su mandato, haya puesto énfasis en la necesidad de demandar a las administraciones educativas que tuvieran en cuenta estas peculiaridades de la USC a la hora de repartir los fondos, porque la comparativa con las otras universidades gallegas deja en evidencia que las necesidades de la universidad compostelana son mayores tanto en lo que se refiere a los gastos de personal, por el envejecimiento de su plantilla, como a los gastos de mantenimiento y de conservación de su patrimonio. Por una parte, la mayoría de sus inmuebles tienen una media de edad mayor que los de las universidades de reciente creación, y por lo tanto, unos gastos más altos de mantenimiento. Por otra, buena parte de esos edificios forman parte del patrimonio histórico de Santiago, por lo que su conservación va más allá de las meras necesidades académicas.