Los rincones para las motos se reducirán al prohibirse aparcar en la avenida de Figueroa

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Muchos conductores siguen dejando sus vehículos de dos ruedas sobre las aceras o en zonas no habilitadas

09 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los compostelanos no fueron ajenos a las ventajas de las motocicletas para moverse por la ciudad, y las ventas de estos vehículos se incrementaron, en los últimos años, lo suficiente como para detectarse a simple vista un leve aumento de vehículos de dos ruedas circulando por Compostela. La popularización obligó a las autoridades locales a reservar espacios específicos para el aparcamiento de motocicletas, y así ordenar el uso de la vía pública.

De las más de diez áreas reservadas en exclusiva para las motocicletas y los ciclomotores, el próximo mes de octubre se eliminará el de la avenida de Figueroa. Si bien, atendiendo a las líneas marcadas sobre la calzada allí solo deberían aparcar 18 vehículos, la realidad es que se supera con creces este número cualquier día de la semana. Desde hace unos días pueden verse varios carteles que indican claramente que, a partir del 1 de octubre, ya no se podrá aparcar en ese lugar, y se informa de las alternativas en Xoán Carlos I, Mazarelos, Hórreo y García Sabell. El espacio de la avenida Figueroa ocupa el acceso al pabellón del IES Rosalía de Castro y también una de las entradas al párking de San Clemente.

Además de las más de 100 plazas exclusivas para motos, los conductores suelen recurrir a otros espacios en las aceras o a rincones junto a los edificios para dejar sus vehículos. Esto ocurre especialmente en aquellos barrios de la ciudad que carecen de reservas para estos vehículos; o las que, aún existiendo, son insuficientes. Lo habitual es no abusar de la práctica de aparcar en cualquier sitio, y por ello la Policía Local no suele multar el mal estacionamiento de las motos. Pero no sancionar no significa que, en determinados casos, el uso de las vías de los vehículos de dos ruedas no implique un riesgo para la seguridad de los peatones o peligros mayores al bloquear accesos a viviendas o el paso de los servicios de emergencia a pabellones y otras instalaciones.

Más espacios

Sin entrar en el caos absoluto que se vive en el aparcamiento del entorno del Hospital Clínico, donde las motos pasan desapercibidas en medio de la vorágine de las cuatro ruedas, en el resto de la ciudad hay sitios donde las autoridades deberían tomar nota y crear más espacios para motos. Uno es el entorno de los edificios administrativos de la Xunta de Galicia, en San Caetano. Los usuarios recurren a las barras que un día sirvieron de aparcabicicletas para dejar sus motos sobre la acera. Lo mismo ocurre en el Campus Vida, donde las plazas existentes son escasas.

En Fontiñas, San Lázaro, Vite y Vista Alegre, ya sea por la presencia en edificios administrativos o por la de centros universitarios, los espacios para motos no solo son escasos, sino que en algunos casos ni siquiera existen.