Las Kellys conjuran el miedo y reclaman en la calle sus derechos

E. Á. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Las camareras de piso denuncian que con la externalización han pasado de 900 euros a menos de 700

26 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Son las que limpian los hoteles, es decir, las Kellys, y están hartas de su situación. Su situación laboral nunca fue boyante, pero desde el 2012 no ha hecho más que empeorar. Y uno de los motivos principales ha sido la externalización del servicio de las camareras de piso por parte de los hoteles. «Antes estábamos en el convenio de la hostelería, ahora las empresas pagan por horas o por ratio, por número de habitaciones», explica Isabel Montenegro, veterana camarera de piso en Galicia y una de las pioneras en promover la asociación de este colectivo desde hace unos tres años. El resultado de esta externalización es que si amparadas por el convenio ganaban unos 900 euros mensuales por 30 horas semanales, tras la externalización no llegan ni a los 700.

Es solo una de las muchas reivindicaciones que hace este colectivo, que se manifestó en Santiago y en otras quince localidades de distintos puntos de España para reivindicar sus derechos. Y es que la nueva moda no es tener un horario, sino una ratio de habitaciones, es decir, que les marquen unos objetivos diarios, «que pueden ser de 18, 20, 21 o incluso 25 habitaciones», dice Lidia Filgueira. «No podemos permitir eso -apunta Montenegro- tenemos que tener un horario y trabajar en una jornada regulada». Pero salario y carga de trabajo no son las únicas demandas de las kellys. Reclaman claridad sobre el acuerdo de enfermedades profesionales -ya que no se reconocen muchas de sus dolencias como asociadas al colectivo profesional-; jubilación anticipada; y que se realicen estudios ergonómicos reales para definir sus problemas de salud.

Las camareras de piso gallegas se están organizando y de hecho están en pleno proceso de asociarse como Kellys Unión Galicia. Uno de sus problemas, recuerda Isabel Montenegro, es el miedo a manifestarse y protestar por temor a que no vuelvan a llamarlas, y de hecho algunas de las trabajadoras se concentraron en Santiago con máscaras blancas.

En Galicia hay casi tres mil kellys -la inmensa mayoría mujeres-, que trabajan en hoteles, pensiones, hostales, y que en los últimos años han visto reducido su salario en más de un 25 % al externalizarse este servicio. «Antes en los hoteles éramos una familia, nos conocíamos y nos ayudábamos, desde la reforma laboral no hay estabilidad, ha aumentado la carga de trabajo y se redujeron los salarios», lamenta Isabel Montenegro.