Sue Clayton: «No descanso porque pienso en los niños a los que tengo que ayudar»

raquel c. pérez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

LUCÍA JUNQUERA

Clayton presenta su documental sobre el abandono de menores refugiados en la UE

27 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La cineasta y profesora Sue Clayton aterrizó en Compostela después de visitar de nuevo a los refugiados de Calais, ciudad francesa donde se encuentra la frontera con Reino Unido. Hace más de un año que el antiguo campamento de refugiados, conocido como La Jungla, fue desmantelado por las autoridades francesas. Clayton estuvo allí antes y durante la demolición. De sus grabaciones nació el documental Los niños de Calais, que ayer proyectó en Santiago y, por primera vez, en España.

La cineasta llegó a Galicia siguiendo los pasos de la coruñesa, afincada en Londres, Teresa Casal. Tras asistir a una de las proyecciones del documental, en la que conoció a Clayton, Casal decidió recorrer el Camino de Santiago recaudando fondos para los niños que lo protagonizan. Durante su peregrinación consiguió reunir 3.000 euros.

Mientras habla de su trabajo, Clayton se mueve entre la risa y la tristeza. «Empecé a interesarme por la situación de los niños refugiados cuando, en el 2000, el hijo de una amiga me explicó que un chico afgano se había presentado en su colegio. Estaba solo, había dejado a sus padres, no tenía a nadie, pero tenía claro que necesitaba una educación».

La directora descubrió que el de Hamedullah, que así se llamaba, no era un caso aislado. «Cada año 1.300 menores no acompañados llegan a nuestro país». Su situación tras el Brexit ha empeorado. Las autoridades británicas, denuncia Clayton, se hacen cargo de ellos hasta que se hace mayores de edad y entonces los deportan». Precisamente de la deportación de Hamedullah, a quien la directora entregó una cámara antes de su partida, nace otra película. «Él mismo grabó su regreso y la situación en Afganistán, la hemos utilizado en casos judiciales». Los abogados que contactaron a Clayton con la idea de emplearla son los mismos que, en 2016, la ayudaron en su labor con los refugiados de Calais.

«Colaboro con la BBC, con Channel Four y la ITV News, que fueron los que me propusieron ir a Calais. No tenía ni idea de lo que pasaba allí. Llegué un mes antes de que destrozasen el campamento. ¡Aquello era un caos! Hablé con los niños y le expliqué al canal su historia. Al día siguiente enviaron un equipo. Yo no volví con ellos, me di cuenta de que, según las normas europeas de derecho a reunión con la familia, y de la enmienda de Hubs a la ley de emigración inglesa, ¡aquellos niños tenían derecho a asilo en Reino Unido!».

Clayton durmió en Calais, desde donde llamó a un amigo, llorando. «Le expliqué lo que ocurría y me dijo que me recompusiese: "Eres una cineasta, pues haz una película!"» Al tercer día había conseguido recaudar 4.000 libras y organizado un equipo de rodaje. Además contactó con el equipo de abogados. «Llegaron diez, vestidos de traje, ¡parecía una escena de Hollywood!».

Desde octubre Clayton ha viajado varias veces a Calais. Tras completar el documental comenzó a organizar proyecciones, tras las cuales ella da una charla. «Hay dos tipos de público, el que se indigna y el que se echa a llorar». Trabaja sin cesar. «No descanso porque pienso en los niños que necesitan mi ayuda». Ahora espera el resultado del juicio puesto en marcha contra el Ministerio del Interior británico: «Lo acusamos de incumplir su propia ley y su promesa a los niños refugiados». «Mis amigos me preguntan por qué paso mis días en Calais. Es un símbolo, ¿Qué nos cuenta sobre Europa, sobre Gran Bretaña?». «Reino Unido acogió a 4.000 niños después del bombardeo de Guernica, y a 10.000 durante la II Guerra Mundial -añade-, una solución a esto es la educación, recordar nuestra propia historia».

Proyecciones. Sue Clayton presentó ayer el documental Los niños de Calais: La hora de la justicia en Sede Afundación y en la Hospedería de San Martiño Pinario.

Juicio. A finales de julio se emitirá la sentencia del juicio que abierto contra el Ministerio del Interior británico por no dar refugio a menores.