Servir menús a las doce del mediodía

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Los restaurantes hacen malabares para conciliar los horarios europeos y nacionales

01 jul 2018 . Actualizado a las 09:12 h.

Cuando un español se desplaza, ya sea por turismo o por trabajo, a cualquier ciudad europea tiene que asumir que comerá alrededor de la una del mediodía y que cenará, pase lo pase, antes de las ocho de la tarde. En caso contrario, le queda la opción de recurrir a cualquier cadena de comida rápida y dejar la degustación de la gastronomía local para el día siguiente, o simplemente no comer o no cenar.

Esta adaptación al medio que el turista tiene más que aprendida cuando sale de viaje por Europa no va con los extranjeros cuando viajan a España. De hecho, en Santiago es la hostelería la que se adapta al ritmo y a los hábitos de los visitantes. Así, estos días es fácil ver en las terrazas y comedores de la ciudad a un grupo de turistas comiendo una paella o una bandeja de marisco, mientras en la mesa de al lado otro grupo está con el café, el zumo y las tostadas. Los primeros son alemanes, franceses o ingleses; y los segundos, por supuesto, españoles. Unos y otros se miran de reojo. Esta disparidad de horarios vuelve locos a los hosteleros, hasta el punto de que, en alguna terraza, se reservan mesas para las cenas de media tarde que no pueden ser utilizadas por quienes desean tomar un vino o una cerveza con su correspondiente tapa.

En general, los hosteleros compostelanos están adaptando su organización diaria a esta locura de horarios europeos y nacionales. En un restaurante del Franco reconocen que empiezan a dar comidas a las doce del mediodía y que, a partir de las tres de la tarde, «ya llega la gente normal», bromean. Por la noche, aún es más espectacular. «Para los turistas extranjeros, las ocho de la tarde ya es tarde. Y para los nacionales, las once de la noche es una hora más que normal para llegar a cenar», comentó Rita Sobral, vicepresidente de la Asociación Hostelería Compostela.

Efectivamente, algunos locales del Franco «ya reservan mesas para comidas de grupos de extranjeros, que llegan a las 12.30, y cuando terminamos con ellos, que no hacen mucha sobremesa, llegan los grupos de aquí. Doble trabajo», comenta una camarera de A Raíña. En algunos locales, hasta intentar tomar una caña en una terraza céntrica puede ser un problema a las seis de la tarde, porque algunas de sus mesas están reservadas «solo para comidas», comenta una compostelana que escucha las opiniones de un camarero del Franco.

El horario europeo se impone cada vez más en los establecimientos de hostelería del casco histórico, y para algunos, lejos de ser una ventaja, supone un problema. «Tengo que tener más personal para poder atender un servicio doble a mediodía y otro en la cena». La gran ventaja es que «los extranjeros no tienen costumbre de quedarse de sobremesa, así que se puede organizar. Lo malo somos los de aquí, que empezamos a comer a las tres y a las seis de la tarde, aún estamos con los chupitos», subraya un hostelero del Franco.

Frente a la resignación de los que prefieren adaptarse, un hostelero de A Raíña lo tiene claro: «Por ahora, y no sé lo que haré más adelante, no abro el comedor antes de la ocho de la tarde. A los extranjeros también hay que enseñarles. Cuando voy fuera, me adaptó y como a sus horas».