La Xunta becó a 35 descendientes de emigrantes que estudian en la USC

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Convocadas cien nuevas plazas de un programa que persigue el retorno a las raíces

24 jun 2018 . Actualizado a las 20:21 h.

Están a punto de acabar el curso los 35 estudiantes de másteres de la USC que han vuelto a la tierra de sus abuelos gracias a un programa de la Secretaría Xeral de Emigración que persigue el retorno de los descendientes de emigrantes gallegos. A los que se han beneficiado de la beca en los campus de Santiago (29) y Lugo (6) se suman otros 35 que estudian en la Universidade de Vigo y 30 más que lo hacen en la de A Coruña. Son, en total, cien becas que han permitido a esa tercera generación de gallegos en el exterior reencontrarse con la tierra de sus abuelos y perfeccionar sus estudios con la esperanza de traer de vuelta la maleta y echar raíces que cicatricen el desarraigo.

La Secretaría Xeral de Emigración ha convocado una nueva edición de las llamadas Bolsas Excelencia Mocidade Exterior, y la alta demanda del programa prueba el éxito de una de las estrategias que ha puesto en marcha la Xunta para paliar la sangría poblacional y la fuga de jóvenes animándolos al retorno; en este caso, a los nietos de la emigración. El departamento que dirige Antonio Rodríguez Miranda ha recibido 350 solicitudes de jóvenes gallegos residentes en el extranjero, que supone el doble de las tramitadas el año pasado, cuando se puso en marcha la iniciativa. Una tercera parte de las peticiones llegaron desde Venezuela, y las demás, de Argentina, Brasil, Uruguay y Reino Unido. La media de edad es de 30 años y más del 60 % son mujeres. Sus preferencias están en el mundo de la empresa, no en vano fueron Desenvolvemento Económico e Innovación, junto con Dirección de Empresas, los másteres más solicitados por los jóvenes que recalaron en la USC.

La Xunta les financia los estudios y la estancia en Galicia durante un curso para que puedan realizar un máster que les abra las puertas del mercado laboral, con una dotación total de la beca que va de los 7.000 a los 11.475 euros dependiendo de los créditos del máster elegido y de si el beneficiario procede o no de un país europeo. El programa supuso una inversión de 860.625 euros que se repartieron entre el centenar de estudiantes que se enfrentan estas semanas a sus exámenes finales con la ilusión de encontrar un trabajo que les permita echar raíces en la tierra de sus ancestros.

«No me iba mal en Brasil, pero voy a intentar quedarme en Galicia si encuentro trabajo»

 

s. l. l.

Los exámenes aprietan tanto o más que el calor, y Diego Brea apenas tiene unos minutos para hablar sobre su más inmediato futuro. Y eso que está a punto de escribir sus primeras líneas, en cuanto la semana que viene finalice los exámenes del máster que realiza en la USC y empiece a buscar trabajo. Sabe que juega con una ligera ventaja por la modalidad elegida: Tecnoloxías de datos masivos. Big Data, una de las especialidades más demandadas en el mercado laboral. «Es cierto que hay posibilidades de encontrar trabajo, lo que pasa es que no conozco el mercado aquí», reconoce.

Diego Brea Gonsalves es brasileño, pero su abuelo materno era de A Estrada. «En realidad allí ya no nos queda familia, porque mi abuelo se fue con sus hijos para Brasil». Ahora, gracias a la beca que ganó de la Secretaría Xeral de Emigración para realizar un máster en Galicia con la finalidad de quedarse, pudo visitar las tierras de sus ancestros. «Ya conocía Galicia por los viajes que hice antes. La familia de mi padre es asturiana y ellos me hablaron mucho de Galicia. Reconozco que, además de mejorar mis estudios, también tenía ganas de conocer mejor mis orígenes. Y otra cosa que me llamó es la gastronomía. Para nosotros, la gastronomía gallega es un momento festivo de reunión familiar».

Tiene 34 años, es licenciado en Tecnología de la Información y estuvo trabajando diez años en una empresa estatal en São Paulo. Sabía de las becas. «Miraba habitualmente la página web de la Xunta, ya estoy en contacto con ellos y sabía que había esa posibilidad. Ya había ganado una en el año 2011, pero tenía que adelantar el dinero y en ese momento no podía». Esta vez es diferente, la beca de Emigración no solo cubre el precio del máster sino también la estancia en Galicia mientras duran los estudios.

Ahora, a punto de acabarlos, su finalidad es cumplir con los objetivos para los que fue creado el programa: quedarse en la tierra de sus abuelos. «No me iba mal en Brasil, pero voy a intentar quedarme en Galicia si encuentro trabajo». Le gusta la tierra de sus antepasados, aunque le cuesta acostumbrarse a algunas cosas: «La lluvia. Llueve mucho, pero al menos no hay inundaciones», afirma desde una perspectiva de la vida todavía muy tropical. Otras cosas sí le llenan de satisfacción; la primera, haber tenido la posibilidad de completar los estudios con un máster muy demandado. Y la segunda, «hacer un curso de gallego. Tenía muchas ganas».

Antes de buscar trabajo, su plan más inmediato es reunirse con la familia. «Va a venir mi padre y queremos hacer el Camino de Santiago». Aprovecharán para conocer mejor A Estrada, el lugar en el que hace muchos años la familia de su madre empaquetó sus recuerdos y cruzó el charco.

Como Diego Brea, o como Olalla Martínez -una enfermera viguesa que tuvo que emigrar al Reino Unido y que ahora explora el retorno-, un centenar de emigrantes gallegos que llevan un año estudiando en las tres universidades de la comunidad están a punto de pasar la prueba de fuego: encontrar un trabajo. Lo harán sobradamente preparados tras cursar másteres que van, desde los relacionados con el mundo de la banca y la empresa, a los que tienen que ver con la informática, la energía, la ingeniería de automoción o el comercio internacional.

Analizar de aquí a un par de años su inserción laboral será la prueba del algodón para este pionero programa. De momento, las sensaciones son buenas. La demanda creció un cien por cien. Bienvenidos sean.