Compostela se abrasa en la noche de San Xoán

Montse García Iglesias
Montse García SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Al calor desprendido por las más de 200 hogueras se le unió una temperatura de casi 30 grados

24 jun 2018 . Actualizado a las 09:31 h.

El olor a sardinas ya llamaba poco antes de las nueve de la noche. Cuando el termómetro aún rondaba los treinta grados, en algunas plazas del casco histórico las fogatas ya estaban encendidas. Como en la de Fonte Sequelo o en la de Salvador Parga, la más animada en los primeros momentos con los niños desafiando al fuerte calor que desprendía la fogata, pero también a la temperatura ambiental abrasante. Una combinación que dificultó anoche la tradición de espantar el meigallo.

Pero las sardinas tienen cada vez mayor competencia. «¿Habrá churrasco?», preguntaba un turista a los vecinos de San Pedro. En este barrio se mantienen fieles a la tradición y todos los años se gastan 400 euros en adquirirlas. «Para lo que dé», explicaba la secretaria de la asociación vecinal, Mercedes Vázquez, poco antes de comenzar a asarlas. Y las colas que ya había a las diez para probarlas demuestran que al producto rey de la noche no le faltan adeptos. Empanadas, pan con chorizo o el churrasco también tuvieron mucho protagonismo en el menú festivo.

Si San Pedro es una de las citas obligadas, otro barrio con gran tradición en San Xoán es el de Conxo. Ahí son más madrugadores a la hora de arrancar la fiesta. A las seis de la tarde comenzó un recorrido para buscar las hierbas típicas de esta noche acompañados de un biólogo. También hubo juegos populares y música tradicional para ir abriendo apetito para la sardiñada. Y los niños tuvieron doble protagonismo, con una cacharela propia de dimensiones reducidas y, además, elaborando la meiga que se quemó en la de mayor tamaño.

Además, ayer no había problema para desplazarse por las diferentes fogatas. De nuevo, el tren cacharelo recorrió puntos claves, con turistas y compostelanos compartiendo asientos.

A los barrios tradicionales se le ha unido en los últimos años un nuevo punto de referencia: la plaza de Mazarelos, donde, además de sardinas, churrasco y pulpo, había actividades paralelas. Una cita que se prolongará hoy para aquellos que queden con fuerzas. Desde el mediodía hasta las doce de la noche, abrirá el mercadillo artesano y el área gastronómica. También habrá música en vivo y talleres, como el de baile (19 y 20 horas) y el de elaboración de la queimada (20.30 y 21.30 horas). Además, a las 22 horas, se celebrará un concierto de Tanxugueiras. El colofón a tres jornadas de fiesta será con una degustación de queimada a partir de las 23 horas. Un espacio donde ayer se dejaron ver numerosos turistas.

Pero detrás de esta fiesta tan arraigada que ilumina la noche y le confiere un olor especial entre el humo y las sardinas, hay mucho trabajo detrás. No solo toca buscar los productos para degustar, sino también la arena para las hogueras, las vallas de seguridad, preparar la leña para la fogata..., aunque también ardieron muchos apuntes de estudiantes. Todo para que la noche sea mágica y poder decir aquello de «sáltote lume de San Xoán para que non me morda cadela nin can». Por lo menos, hasta el año que viene. Aunque algunos no sepan ni hablar al pasarlo en brazos de sus padres con solo unos meses. Transmisión generacional, aunque no haya acuerdo en el número de veces que hay que saltar: tres, cinco, siete..., impar.