La USC ya tiene más mujeres que hombres en sus órganos de gobierno

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Las decanas superan a los decanos y los equipos de dirección son de mayoría femenina

10 jun 2018 . Actualizado a las 22:12 h.

Tienen más dificultades para conciliar y para compatibilizar su vida privada con la profesional, pero una vez que se han liberado de esas obligaciones que todavía pesan más sobre ellas que sobre ellos, o incluso cuando renuncian a formar una familia para desarrollar sin ataduras su carrera profesional, son las primeras en asumir puestos de responsabilidad. Así es al menos en la Universidade de Santiago, que si bien tiene una asignatura pendiente con el género femenino en las más altas categorías profesionales, abrió las puertas de par en par a las mujeres en los equipos de dirección y ellas entraron a tropel, de tal manera que en la actualidad hay más rectoras que rectores, y los equipos de gobierno de su facultades son, en su mayoría, femeninos.

Hay trece decanas frente a diez decanos: Carmen Fernández (Ciencias da Educación), Emilia Vázquez (Económicas), Ana Isabel Silveira (Enfermería), María Isabel Sández (Farmacia), María José López (Filoloxía), Elena López (Física), Elena Vázquez (Matemáticas), María Jesús Giráldez (Óptica), Lourdes Mirón (Psicoloxía), María del Pilar Bermejo (Química), Silvia Moscoso (Relacións Laborais), Begoña Barreiro (ADE-Lugo) y María Isabel González (Humanidades-Lugo). En la parte masculina, los máximos responsables de las facultades son Antonio Segura (Bioloxía), Xosé Ramón Pousa (Ciencias da Comunicación), Ramón A. Bouzas (Políticas), Gumersindo Guinarte (Dereito), José Miguel Sagüillo (Filosofía), Julián Álvarez (Medicina), Francisco Durán (Xeografía e Historia), Antonio Mosquera, (director de ETSE), José M. Martínez (Ciencias-Lugo) y Francisco Rodríguez (Formación do Profesorado-Lugo).

Pero es que además, las personas que los acompañan en los equipos de dirección, ya sea como vicedecanos o secretarios, son también en su mayoría mujeres, hasta tal punto que, de un total de 82 personas, 46 son mujeres y 36 hombres. Se da el caso ya de alguna facultad en la que la totalidad del equipo es femenino, como la de Matemáticas, aunque también se da el caso contrario; en la Escola Técnica Superior de Enxeñaría (ETSE) todos los responsables son hombres, una prueba más de cuánto le cuesta a la mujer entrar en el mundo de la tecnología.

El equipo rectoral

La cuestión nunca estuvo tanto de actualidad, tras la histórica movilización del 8 de marzo y el reciente nombramiento del gobierno de Pedro Sánchez, con una mayoría de ministras que no tienen necesidad de explicar por qué están ahí. No es extraño, por lo tanto, que el actual rector de la USC se haya rodeado también de un equipo paritario formado por cinco mujeres y cinco hombres en el que ellas asumirán los vicerrectorados de Titulacións (Victoria Otero), Comunicación, Cultura e Servizos (Mar Lorenzo), Organización académica (Celia Besteiro), Coordinación de Lugo (Monserrat Valcárcel) y Secretaría xeral (Dulce García).

El equipo del que fue su rival, Juan Viaño, incluso tenía más mujeres que hombres, y mientras duró la campaña electoral se planteó varias veces la pregunta de cuándo la USC tendrá una rectora, una posibilidad hasta hace poco impensable pese a que ya hace mucho tiempo que hay más mujeres que hombres estudiando carreras y con expedientes más brillantes. La normalización llegará el día en el que el bastón de mando de la Universidade de Santiago lo tome una de sus profesoras.

La asignatura pendiente es el acceso a la cátedra, dificultado por la falta de conciliación

Quedan dos asignaturas pendientes; el acceso de las mujeres a las carreras tecnológicas y la concurrencia a las cátedras. Los expertos coinciden en que la primera cuestión se explica por las rémoras de una educación que tradicionalmente dividió entre carreras femeninas y carreras masculinas. El segundo caso se debe, sobre todo, a las dificultades para conciliar.

Acceder a una cátedra implica un currículo muy exigente y con un número de publicaciones determinadas en las que las bajas por maternidad juegan en contra de la mujer a la hora de competir con sus compañeros. No resulta descabellado, por lo tanto, que personas como Ana Jesús López, que dirige la Oficina para a Igualdade de Xénero de la UDC, hayan planteado incluso la posibilidad de que las bajas por paternidad sean obligatorias.

La USC tiene solo un 25 % de catedráticas, pero las plazas llevaban años hibernando y fueron escasas las que se sacaron a concurso en los últimos cursos. En plena campaña electoral, la Xunta aprobó un plan propuesto por el anterior equipo de gobierno para que, en un período de seis años, se sacasen las plazas de catedráticos pendientes, con un total de 25 anuales. Habrá que ver quién las aprueba y si se equilibra la balanza con la entrada de más mujeres en una categoría hasta la que ahora accedían a cuenta gotas por las dificultades para adaptar el currículo a sus circunstancias personales, pero también por inercias de tipo social y cultural; es decir, por el famoso techo de cristal.