Teresa Dequidt: «Las madres de ahora son como las abuelas de nuestros comienzos»

Juan María Capeáns Garrido
juan capeáns SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Inauguró la tienda de moda Teté en 1972, cuando la ciudad estaba «llena de niños»

04 jun 2018 . Actualizado a las 08:14 h.

Algunos políticos se sorprenden ahora por el grave problema demográfico que padece Galicia y que también sufre el centro de Santiago. Podrían haberle preguntado a Teresa Dequidt, que en 1972 abrió la tienda de moda para niños Teté, en Montero Ríos, que es un auténtica radiografía de cómo ha ido cambiando la sociedad. Camino de las bodas de oro, ahí sigue: «Continuamos trabajando como el primer día, cuidando mucho el trato al cliente, vistiendo a los niños mientras sus padres observan y dándoles mucha confianza», explica esta empresaria que se negó a ser ama de casa.

Ahora también venden por Internet, y aunque es un caso aislado, sabe que una de sus clientas vive en el Ensanche «muy cerca, pero prefiere recibir el paquete en su casa». Es una nueva manera de entender el comercio, aunque ella sostiene que la longevidad de su negocio tiene que ver precisamente con hacer las cosas como antes, «cuando la gente se llevaba a casa un montón de bolsas llenas de ropa y después pasaba a devolver y a pagar lo que se quedaba». En pocos hogares de Santiago no entró alguna vez el ya célebre elefante que les acompaña como logotipo desde sus inicios.

El otro secreto, confiesa, es la entrega de sus empleadas. Una, Loli, lleva «casi desde el principio», e Isabel, 24 años. Son como una extensión de Teresa, que ahora solo pasa unas pocas horas cada día «para hacer relaciones públicas, no para despachar. A la gente le gusta charlar mientras compra», sostiene.

La de Teté es una historia de resistencia y éxitos, aunque también conoció los sinsabores del comercio. Abrió tiendas similares a la de Santiago en A Coruña y Lugo, y probó a vender en Sanxenxo en verano, pero la exigencia era extrema «y la atención no era la misma». También probó con un outlet en Alfredo Brañas, «pero yo no sé comprar ropa de bajo coste». El negocio actual se sostiene con la misma filosofía con la que arrancó, con ropa de calidad y marcas exclusivas italianas que le permiten diferenciarse de las grandes cadenas, con las que compite con atención más personalizada.

Teresa hace las cuentas, y en el entorno del Ensanche, en los últimos tiempos, «cerraron tres tiendas de moda infantil, y abrieron otras tres». Es la mayor amenaza que ve. «Me duele ver cómo abren y cierran, porque sabes que detrás queda un gran problema. Pero claro, cuando deciden que lo van a dejar saldan todo en medio de la temporada y eso nos hace mucho daño».

¿Y las parejas jóvenes?

El fenómeno metropolitano, con la marcha de las parejas jóvenes a otros concellos limítrofes, ya la pilló con pocas ganas de meterse en líos con nuevas aperturas, y prefirió apostar por la céntrica tienda, aunque acusa y mucho los problemas de la clientela para aparcar. «Cuando llegamos estábamos solos en la zona». Ahora ve cómo las multinacionales se pelean por ubicar allí sus franquicias y se da cuenta del acierto de la ubicación.

Algunos de sus clientes son de tercera generación, «de toda la vida», pero poco tiene que ver este Santiago con el del baby bum de los 70. Entonces compraban las madres, mucho más jóvenes, y lo hacían con una alegría que no se ha vuelto a ver. «No esperaban a las rebajas. Venían y se llevaban un traje de 26.000 pesetas para el niño que solo iba a usar uno o dos años porque querían ser las primeras en tener esa prenda en exclusiva. No miraban el precio, y si empezaba el verano, compraban tres bañadores. Ahora solo adquieren lo que necesitan». Generacionalmente también ha habido cambios. «Algunas madres de ahora son como las abuelas de nuestros comienzos», observa.

Nombre. Teresa Dequidt (A Coruña, 75 años).

Profesión. Comerciante.

 Rincón elegido. Montero Ríos. Es la arteria principal de su vida. A un lado está su casa, y en el otro extremo la tienda Teté. Y por allí para a tomar un café a diario.