Entran a robar en varios restaurantes de la Raíña tras bloquear las ventanas

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Los ladrones colocan un elemento en el marco que impide que cierren por completo

02 jun 2018 . Actualizado a las 00:41 h.

Los establecimientos de las rúas do Franco e Raíña han sufrido en las últimas noches una serie de robos perfectamente planificados. Lo más sorprendente del caso es la estrategia que utilizan los ladrones para dar los golpes. Según comentan en el restaurante Central, uno de los afectados, días antes de cometer el robo los cacos inspeccionaron el local para «después entrar directamente a lo que les interesa». Al Central, igual que al Ventosela y al Sardina, accedieron por las ventanas, sin necesidad siquiera de forzarlas. De hecho, en los locales la única señal de robo que alertó a los propietarios fue que echaron en falta dinero y elementos electrónicos. La responsable del Sardina revela que se sorprendió al ver la ventana abierta, porque estaba segura de haberla cerrado.

Algunas fuentes apuntan que también algún restaurante del Franco ha sufrido robos con el mismo patrón. Los asaltos tuvieron lugar en las tres últimas noches. En la madrugada del lunes entraron en el Sardina y en el Ventosela, y en la del martes, en el restaurante Central, al que accedieron desde la ventana que da a la Raíña. En este local sitúan el momento del robo minutos antes de las cinco de la mañana, cuando la calle está solitaria.

El modus operandi se repite en todos los casos. Tras colarse en el establecimiento por una de las ventanas, los ladrones se llevan la recaudación de la caja y en algún caso también aparatos electrónicos, como tabletas o computadoras de bolsillo (PDA). Los daños no son excesivos y las cantidades robadas corresponden al cambio que se deja en las cajas para el día siguiente. De uno de los restaurantes se llevaron 600 euros y el contenido del bote de las propinas de los camareros.

Los cacos visitan el local unos días antes de cometer el robo y se toman unos vinos tranquilamente junto a una de las ventanas que dan al exterior. En un momento de descuido, colocan «algo» en el cierre de la ventana, de forma que es fácil que el hostelero no se percate después de que no ha quedado completamente cerrada. En los tres casos, los ladrones entraron sin necesidad de forzar el acceso y, aunque en algún local sonó la alarma, actuaron con suficiente rapidez como para que no ser pillados con las manos en la masa. En el Central, las cámaras recogieron la imagen del robo y se están revisando grabaciones antiguas para identificar a los autores. De hecho, en la imagen se ve acceder a una sola persona, por lo que suponen que otro quedó en el exterior vigilando. El individuo que puede verse en las imágenes en el momento del robo lleva la cara tapada y solo deja ver los ojos. Es un hombre alto, de aproximadamente 1,80 metros.

Los afectados por los robos denunciaron los casos en la comisaría de la Policía Nacional y se encargaron de correr la voz por el Franco y la Raíña para que los hosteleros extremen el cuidado a la hora de cerrar las ventanas.